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Nepal reabre sus fronteras aéreas, y concede permisos para la temporada de otoño en el Himalaya

Nepal abre su país de nuevo al alpinismo y trekking, tras el cierre por el coronavirus.

Seismiles remotos en Nepal. Foto: Ángel Luis Salamanca
Seismiles remotos en Nepal. Foto: Ángel Luis Salamanca

El Gobierno de Nepal ha decidido abrir sus fronteras aéreas a partir del día 17 de agosto, cerradas en el mes de marzo para evitar la propagación de la COVID-19 en el país del Himalaya, y conceder permisos para sus picos y trekkings en la próxima temporada de otoño -postmonzón-. A fecha de hoy, Nepal ha reportado 20.750 casos de infectados, con 57 fallecidos.

El portavoz del Ministerio de Turismo, Meera Acharya, afirma que están trabajando en crear unas líneas y normas seguras y obligatorias, un procedimiento estándar para alpinistas y trekkers. Las agencias serán las responsables de su cumplimiento y, como primer paso, se exigirá a todas las personas que viajen a Nepal un certificado de haber dado negativo antes de partir en una prueba RT-PCR.

Necesidad económica, dudas razonables sobre el resultado

El cierre de las fronteras y el consiguiente arresto de los flujos turísticos ha llevado a una gran pérdida económica, estimada en alrededor de 100 mil millones de rupias por mes, y que ha golpeado de forma especialmente dura al pueblo sherpa. Cabe destacar que, a diferencia de otros lugares de montaña, prácticamente el total de visitantes en Nepal proceden de fuera del país, con lo que el cierre ha dejado a cero el contador económico en el valle del Khumbu y otros lugares.

Esta situación límite es la que ha hecho tomar la decisión al gobierno nepalés de la apertura del país y la reanudación de las actividades de montaña en el mismo, pero la duda existente radica en si los alpinistas internacionales acudirán a la llamada.

De momento, algunas agencias tanto locales como extranjeras anuncian expediciones a Manaslu y Ama Dablam, mientras que otras no se atreven a adelantar un dinero que no tienen muy claro que vayan a recuperar.

La primera duda proviene de la situación internacional. Con el avance actual del virus, quizás no haya muchos occidentales dispuestos a realizar una expedición del calibre exigido por las montañas del Himalaya.

La segunda, también muy importante es: ¿qué ocurriría si de repente hay un positivo en el campo base, en unas condiciones respiratorias ya de por si mermadas por la altitud? ¿o incluso un brote?

Pronto el gobierno nepalés anunciará sus medidas de prevención. Está por ver si estas convencen a los alpinistas occidentales. Son tiempos muy duros para los habitantes del techo del mundo.

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