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Jost Kobusch, de vuelta al Everest invernal en solitario

El alemán Jost Kobusch se prepara para volar a Nepal con un objetivo: ascender en solitario el Everest invernal.

Jost Kobusch, de vuelta al Everest invernal. Foto: Terragraphy
Jost Kobusch, de vuelta al Everest invernal. Foto: Terragraphy
“No quiero escalar el Everest en primavera, porque quiero vivir un viaje a lo desconocido, una aventura, experimentar el auténtico alpinismo. Mi meta siempre ha sido el camino.” En solitario, sin oxígeno, y sin apoyos. Como en 2019, el joven alemán de 29 años Jost Kobusch parte en pocas fechas hacia Nepal con el objetivo de la cumbre invernal del monte Everest.

Según comenta a Ángela Benavides en explorersweb, este año va a estar completamente solo en el Everest; no solo no hay más expediciones, sino que, buscando una aproximación más minimalista, montará su “campo base” en la aldea de Lobuche, a 3 horas de camino, dejando en la montaña una tienda como campo base avanzado que situará al pie de la pared.

Vuelve a elegir la ruta de la arista oeste y el corredor Hornbein. Es lógico, porque una sola persona es casi imposible que pudiera gestionar el trabajo en la cascada de hielo del Khumbu. Pero este camino tiene un serio problema: la dificultad de acceso al comienzo de la arista, en el Lho La.

El collado Lho La es un viejo paso comercial que separa Nepal y Tíbet que, si bien antiguamente permitía el paso de yaks, con el retroceso glacial se convirtió en una pared de roca que comporta una difícil escalada. En 2019 ya afirmó que “escalar las secciones más duras en solitario ha sido un verdadero desafío”, al encontrar pasos muy técnicos, y por ello el próximo invierno fijará cuerda en los puntos más comprometidos de la muralla, tanto para poder volver a ascender a través de la pared como para asegurar un descenso rápido. El resto de la ruta será en completo estilo alpino.

Jost Kobusch, abriendo en solitario en 2019 la ruta hasta el Lho La. Foto: Daniel Hug
Jost Kobusch, abriendo en solitario en 2019 la ruta hasta el Lho La. Foto: Daniel Hug
Sobre sus posibilidades, es consciente de que son escasas, pero conviene recordar que, en 2019, a pesar de escalar a través de una ruta que transita por terra incognita invernal, consiguió llegar aproximadamente hasta unos 7.400m de altitud. En sus declaraciones a Ángela Benavides afirma que, sin abandonar una posibilidad mayor si surge, su objetivo es alcanzar los 8.000m, en donde comienza el corredor Hornbein, y ver qué condiciones existen en invierno allá arriba; considera que así estaría preparado para el salto definitivo en una futura tercera visita invernal a la montaña.

A pesar de que, para evitar equívocos con las fechas de consideración de una actividad como invernal, hasta el 22 de diciembre no planea llegar al Everest, se dispone a volar en breve a Nepal y aclimatar en montañas de seis mil metros. Aclimatar y disfrutar: en 2019 se “perdió” largos días en solitario, y en ellos llegó a conseguir la primera ascensión al Amotsang una montaña virgen de 6.393m.

Una dinámica, la de perderse en solitario, que le es especialmente querida. Representativas fueron sus palabras de entonces, tras 3 semanas por el Khumbu sin ningún contacto humano, ni físico ni virtual, que le situaron en la bendita rutina de los grandes nomadeos, cuando el hecho en sí del movimiento impregna la existencia y la dota de sentido: “Me fascina cómo al comienzo de una expedición sigo con muchas conexiones con el mundo. Echo de menos a las personas y las comodidades de mi vida cotidiana. Sigo sintiendo esperanzas, deseos y sueños de forma muy intensa. Después de un tiempo, todo se difumina más y más. Solo quedamos la montaña y yo. Todo es neutral, todo está en equilibrio, ajeno a las preguntas y respuestas del día a día. Es como limpiar mi alma, pulsar el reinicio”.

Jost Kobusch

Antes de hacerse famoso a los 27 años en 2019 con su intento al Everest invernal, el joven alemán ya era conocido en los medios especializados por sus actividades en solitario.

Solo y sin oxígeno llegó a la cumbre del Annapurna, y solo consiguió la 1ª cumbre de la historia al Nangpai Gosum II, de 7.296m, que en ese momento era la montaña virgen más alta del planeta.

También ha realizado incursiones en solitario en Alaska, en donde, fiel a su estilo, consiguió la primera invernal a la compleja cima oeste del Moose Tooth.

Jost Kobusch, en Alaska en invierno. Foto: Jost Kobusch
Jost Kobusch, en Alaska en invierno. Foto: Jost Kobusch

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