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Jost Kobusch, ya en Talkeetna. Fin a su expedición invernal con cima en el Denali

<em>“Es bueno estar de vuelta”</em>. Son las primeras palabras de Jost Kobusch tras llegar a la civilización, a Talkeetna, Alaska, después de haber conseguido la cima invernal en solitario al monte Denali.

Jost Kobusch, con algunas congelaciones en la cara, regresa del Denali. Foto: Jost Kobusch
Jost Kobusch, con algunas congelaciones en la cara, regresa del Denali. Foto: Jost Kobusch
El monte Denali, la montaña más alta de Norteamérica, es un lugar remoto. Y más en invierno. Una vez alcanzada la cumbre y descendido de nuevo, queda una larga travesía glaciar hasta llegar a un punto en el que uno de los famosos taxi-avionetas que aterrizan en la nieve puede sacarnos de allí y devolvernos a la civilización.

La cosa se complica en invierno; no solo cuesta varias jornadas llegar al punto de recogida, sino que además, una vez allí, hay que esperar pacientemente a que la compleja meteo permita el vuelo. Tanto es así que el alemán Jost Kobusch dejó preparados en ese punto comida extra para 12 días, cubriéndose las espaldas en el caso de que la ventana de buen tiempo no llegara.

No ha llegado a tal extremo. Pero, aún así, tras realizar la travesía glaciar, han sido 5 los días que ha tenido que esperar hasta que, por fin, ha podido ser trasladado de nuevo a la civilización, a Talkeetna.

Sus primeras palabras han sido claras: “Es bueno estar de vuelta”. Aunque sea con algunos pagos físicos que pronto olvidará: algunas congelaciones que no parecen graves en la cara y, según comenta, con un 10 por ciento menos de peso corporal. ¿Su principal deseo? Una larga ducha, la primera en más de 3 semanas, que asegura será con agua “muy caliente”.

Jost Kobusch y su cima invernal en el Denali

El pasado día 19 de febrero, a las 3am hora local, el joven alpinista alemán alcanzaba los 6.190m de la cima del Denali. Se convertía en la décimo octava persona en la historia en hollar esta cumbre en época invernal, y la 2ª en hacerlo en solitario, tras Lonnie Dupre. De las 18 personas, (11 expediciones) 6 fallecieron durante el descenso o el retorno.

Kobusch además de alcanzar su objetivo, lo hizo de una forma sensacional: en un intento non-stop de 35 horas campo-cima-campo, en su primera internada en la montaña y, por si fuera poco, convirtiéndose en la primera persona en llegar a lo más alto a través del Corredor Messner en invierno.

El esfuerzo, desde luego, es extraordinario, y al alcance de muy pocas personas. Cabe recordar que, en esta época del año, las horas de luz en esta montaña tan cercana al Ártico son muy pocas, por lo que una gran parte de las 35 horas de subida las ha realizado de noche, con temperaturas que pueden llegar a los -60ºC.

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