El dispositivo de rescate de los desaparecidos sigue en marcha, asà que se ruega a todos que no empleen la cobertura de teléfonos satélite de la zona para evitar saturarla, y no envÃen correos electrónicos, ya que es vital para los rescatadores el poder estar en contacto telefónico.
Finalmente, y de confirmarse las declaraciones del austriaco Stangl, parece ser que de los 15 alpinistas que Aitor Las Hayas afirma en su llamada desde el Broad Peak que hicieron cima en el K2 el viernes, tan sólo han sobrevivido Alberto Zerain, el italiano Marco Confortola (aún descendiendo), y el holandés Wilco van Rooijen, ya en el campo base. Los esfuerzos del rescate se centran en salvar a Confortola.
Como narra Aitor Las Hayas en la crónica de voz adjunta que envÃa desde el Broad Peak, todo comenzó el viernes, cuando una ventana de buen tiempo permitió que muchas cimas se hollaran en el Karakorum. La propia expedición de Alberto ZeraÃn, conseguÃa la cima en el Broad Peak con Alfredo GarcÃa, y en el Gasherbrum IV el equipo de Al Filo también alcanzaba la cumbre.
En el K2, y según cuenta en su blog, Alberto ZeraÃn pasa la noche en el campo 3. El 31 de julio, a las 22 horas, sale hacia cumbre. En tan solo 2 horas alcanza el campo 4, con la intención de encontrar algún compañero, pero nadie sale hacia arriba a esa hora, asà que tira solo abriendo ruta, seguido por varios porteadores. La nieve profunda y la verticalidad hacen que tenga buscar la roca para poder colocar algún seguro y algo de cuerda fija. Finalmente, al amanecer llega al cuello de botella, y Alberto pide cuerda, dos tornillos de hielo, y se dispone a escalar este tramo con tan sólo esos dos tornillos y un piolet. Una vez superado, espera a que alguien suba, en especial un porteador que le seguÃa y que llevaba su cámara de fotos (se la habÃa dejado para que le hiciera fotos mientras superaba este tramo).
Mientras tanto, aunque Alberto no lo sabÃa, habÃa fallecido el primer alpinista. El serbio Dren Mandic que intentaba seguirle por el cuello de botella habÃa caÃdo. Probablemente esto provocó que nadie se atreviera a seguirle, quedándose él sólo en la parte alta de la montaña. Parece ser que también falleció otro alpinista entonces, del que se desconoce el nombre en este momento. Es decir, dos de las muertes ocurrieron durante el ascenso, y no tuvieron que ver con la posterior situación.
Tras dos horas de espera, a las 11 de la mañana, Alberto sigue hacia cima, abriendo huella por nieve profunda e inestable. Se sorprende al ver que, a pesar de lo inestable de la ruta, el gran grupo sigue avanzando lentamente. A las 15:00 horas llega a cima, aunque como dice Aitor en su crónica, sin las esperas en el campo 4 y el cuello de botella podrÃa haber llegado bastante antes.
Al descender, se cruza con el grupo, y piensa que con su ritmo lento y la hora que es, pueden meterse en problemas, ya que no hay cuerdas fijas en el cuello de botella. El grupo comienza a hacer cima sobre 19:30, hora en la que Alberto ya se encuentra descansando en el campo 3, sin tener ni idea de lo ocurrido arriba. De hecho, no supo nada hasta el dÃa siguiente, ya en el campo base.
Mientras tanto, el grupo se encuentra con una situación terrible. Una gran placa de hielo se desprende del serac de debajo de cima y arrasa todas las cuerdas fijas tiradas en el cuello de botella, destrozando la ruta e impidiéndoles descender, y obligándoles a vivaquear a 8.500 metros. El grupo está compuesto por alpinistas pakistanÃes, sherpas, noruegos, coreanos, holandeses, irlandeses y franceses.
Los datos a partir de aquà son muy confusos, y habrá que esperar a que todo termine para poder confirmarlos. El número de muertos varÃa según las fuentes, pero hasta que no regresen todos los grupos cualquier cifra puede variar, y es un poco apresurado dar nombres sin tener la completa seguridad.
Para muchos de los atascados por encima del cuello de botella, la única opción, sin cuerdas, es la ayuda externa. Un sherpa y un pakistanà consiguen descender, y tras llegar al campo 4, en un gran gesto, vuelven hacia arriba para ayudar. Desgraciadamente, permanecen también desaparecidos en altura en este momento.
Algunos consiguen descender el cuello de botella, como el italiano Marco Confortola y el holandés Wilco van Rooijen, que llegará pronto al campo base ayudado por el pakistanà Bemba y Cas van de Gevel. Ambos dos bajan muy tocados, tras permanecer 3 noches durmiendo sin saco a 8.500 metros, y son ayudados a descender por el grupo de rescate. Hay que destacar que han podido ser localizados y rescatados gracias al GPS de su teléfono satélite, que ha indicado su posición a los rescatadores, en un vivac a más de 8.000 metros en el caso del italiano, entre los campos IV y III en el caso del holandés.
Muchos alpinistas en el campo base salieron para arriba para ayudar en el rescate. No sólo habÃa que ayudar a descender el cuello de botella, sino prácticamente bajar a los que lo habÃan conseguido, debido al estado en el que se encuentran. Imaginemos lo que supone vivaquear a 8.500 metros durante varias noches. Según South Asia News, en el cuello de botella se encontraban varios alpinistas extenuados y muy deshidratados, al menos 6 pudieron ser vistos desde el campo base sin movimiento.
Cuando todos desciendan, se podrá saber con exactitud qué ha ocurrido en el grupo, y cuantos han podido salvarse, y como suele ocurrir cada vez que tocan temas de montaña, creemos que la prensa generalista, buscando la sangre, se anticipa. Qué pensará un familiar de alguien que está desaparecido, cuando todas las agencias y telediarios mundiales informan de que está muerto, aún afirmando que está sin confirmar, y a los tres dÃas aparece vivo, como ha ocurrido con el italiano Confortola y el holandés van Rooijen.
Ni tan siquiera han informado que hay montañeros que han salido a por ellos en un dispositivo de rescate, lo que puede permitir la salvación de algunos de los desaparecidos.