Tras su ascenso al Baruntse en estilo alpino, que les permitió obtener un buen punto de aclimatación, Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza se trasladaron al Makalu, ascendiendo al Makalu La, el collado que separa las cimas, a 7.400 metros de altura, en donde durmieron permaneciendo un día completo, para terminar su fase de aclimatación. Posteriormente, tras unos pocos días de descanso en el campo base -que les han permitido asentar lo aclimatado y que el cuerpo lo aprenda-, y aprovechando la primera ventana de buen tiempo anunciada, dentro de 9 horas (son las 17:24 CET del día 5 de mayo) parten hacia la montaña.
Parten con mochilas con 5 kilos de peso cada una y las imágenes en la cabeza de la ruta que seguirán. Esta mañana, a las 6, un parte negativo les hacía desistir, pero ahora parece que las condiciones mejoran: los vientos en altura amainan (es el factor más importante para los alpinistas) y tienen esa ventana de tiempo estable que se abre mañana miércoles y se cerrará previsiblemente el domingo. Esto ha servido para que Iñurrategi, Vallejo y Zabalza se pongan en marcha y decidan emprender su reto. Lo harán en 5 días: 4 de subida hasta la cumbre, en la hipótesis más positiva, y un día de bajada. Finalmente, pueden ser 6 los días.
Hace ya muchos años que nadie consigue ascender el Pilar Oeste. El gran alpinista catalán Carles Vallés, en 1991, lo consiguió junto a Manu Badiola, que falleció desgraciadamente durante la bajada por la vía normal. Son dos de los 14 alpinistas que lo han conseguido en la historia. Pero nadie lo ha intentado en estilo alpino. Ha habido varias expediciones muy fuertes durante este tiempo, incluida una de Al Filo de lo Imposible, pero quizás lo que ocurra es que, en una ruta tan sumamente técnica, el esfuerzo de equipar la vía y montar los campos de altura sea demasiado y deje a las expediciones exhaustas para conseguir la cima. Recordemos que incluso hay largos de V+ por encima de ochomil metros de altura.
Hace falta estar muy seguro de las fuerzas y habilidades de cada uno para enfrentarse en estilo alpino a este espolón infinito. Pero si un equipo tiene esa capacidad -y pocos tienen la capacidad de Iñurrategi, Vallejo y Zabalza-, quizás el evitar el gran desgaste de instalación pueda ser un punto a su favor, aunque evidentemente, la ausencia de cuerdas y huellas complique mucho la subida técnicamente. Y también la convierta en uno de los retos de la temporada en el alpinismo mundial.
Mucha suerte para los 3 expedicionarios del BAT Basque Team.