Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza, integrantes de la Expedición NATURGAS HORNBEIN’09, comparecieron el viernes ante los medios de comunicación para hacer balance de su aventura, el intento de coronar la cara Norte del Everest en estilo alpino. Como casi siempre en la alta montaña, la climatología dictó sentencia, y el fuerte viento fue en esta ocasión el obstáculo que les impidió conseguir el objetivo, tras un primer intento que estuvo cerca de acabar en tragedia.
El pasado 30 de Agosto la expedición NATURGAS HORNBEIN’09 partía hacia la capital de Nepal, Katmandú. Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza pretendían escalar el Everest al estilo alpino a través del corredor Hornbein, 3.000 metros de empinada pared de nieve y roca. Apenas tres meses después de su última expedición al Himalaya, en la que intentaron alcanzar la cumbre del Makalu, los tres alpinistas se enfrentaban a un nuevo reto en el que se aúnan las dificultades propias de la ruta escogida con las específicas del estilo alpino: sin sherpas, oxígeno, campamentos de altura o cuerdas previamente instaladas para alcanzar la cima. La expedición apuesta por el estilo alpino, que reivindica la esencia del alpinismo puro. La preparación para este reto comenzó en Euskadi: Iñurrategi, Vallejo y Zabalza se sometieron en sus propios hogares a varias sesiones dentro de cámaras hipobáricas que les permitieron vivir en condiciones de altitud muy similares a las del Campo Base.
El 9 de septiembre llegaron al glaciar Rongbuk, donde instalaron su campamento base, y el día 13 del mismo mes concluían la primera subida de aclimatación, ascendiendo desde los 5.700 metros del Campamento Base, a los 6.500, donde los expedicionarios pasaron dos noches. Tres días después emprendían la última fase de aclimatación, consistente en ascender hasta la pared del Collado Norte y desde allí escalar hasta los 7.500 metros. El 21 de septiembre, tras superar el Collado Norte en estilo alpino y vivaquear a 7.500 metros en medio de una fuerte tormenta, Iñurrategi, Vallejo y Zabalza regresaron al Campamento Base para descansar y esperar un parte meteorológico propicio.
Sorprendidos por dos aludes
El 24 de septiembre, Iñurrategi, Vallejo y Zabalza partían desde su campamento base rumbo a la cumbre. En cuatro horas alcanzaron los 6.100 metros, justo en la base de la pared de nieve y hielo que les separaba del techo de mundo. El 26 de septiembre se vieron sorprendidos por las nevadas en pleno ataque a la cumbre. Esa noche soportaron dos avalanchas que destrozan su tienda y les obligaron a esperar a la intemperie bajo una roca hasta el amanecer. Tras siete horas de peligroso y agotador descenso, alcanzaron de nuevo el campamento base.
No fue hasta el 10 de Octubre, tras dos semanas a la espera de un parte meteorológico propicio, que la expedición se vio obligada finalmente a renunciar a su objetivo. La previsión meteorológica anunciaba vientos persistentes que podían llegar a superar los 100 Km./h en la cima, lo que hacía imposible cualquier intento de hacer cumbre.
Declaraciones
Juan Vallejo: “El momento más crítico fue el ataque a cumbre, el 25 de septiembre. Partimos con una previsión meteorológica muy buena, sin ninguna fisura, entró una tormenta de estas imprevisibles que suelen entrar en el Himalaya y nos trastocó todos los planes. Empezó a nevar, y aunque no fue una nevada muy copiosa, lo que hizo fue que se precipitaran muchísimas avalanchas por toda la cara Norte del Everest, y vivimos una situación bastante tensa. En mitad de la noche tuvimos que salir prácticamente reptando de la tienda, porque una avalancha nos había sepultado, y tuvimos que hacer un ejercicio de supervivencia casi extrema; tuvimos que refugiarnos debajo de una piedra para pasar el resto de la noche y que el resto de las avalanchas no nos alcanzaran, y ahí se acabó el intento de cumbre. A la mañana siguiente descendimos como pudimos toda la pared Norte del Everest, y esa fue la ocasión truncada que tuvimos de cumbre, a partir de ahí el mal tiempo se instaló y no volvimos a tener una oportunidad para volver a intentarlo”.
Mikel Zabalza: “De cara al futuro, planes, mil, demasiados diría yo. Esto va a depender de los patrocinadores, que sigan confiando en nosotros y en nuestra forma de ver y de hacer alpinismo. Lo que sí tenemos claro es que no vamos a bajar el listón, por intentar que el patrocinador se quede contento no vamos a ir por vías normales y muy asediadas, vamos a intentar seguir siendo cuando menos originales, el proyecto del Everest sigue ahí, es un sueño que, como todos los sueños, si no se cumple sigue siendo un sueño y no se desvanece. A mi me encantaría volver al Everest por el Hornbein, y para el año que viene ojalá que los tres, que nos llevamos bastante bien, podamos volver de expedición, pero todavía no hay un objetivo decidido y claro, y sobre todo va a depender de que nos sigan apoyando los patrocinadores”.
Alberto Iñurrategi: “El balance puede ser perfectamente de frustración en un primer momento por no haber tenido una oportunidad sólida de poder intentarlo debidamente, y en cambio también diría que por otra parte venimos con el convencimiento de haber intentado una montaña por una ruta muy atractiva, muy interesante, de haber estado física y técnicamente preparados para abordarlo, y su vez hemos venido con ganas y con ilusión de volver a intentarlo en caso de que se nos presente otra oportunidad”.
Cronología de la expedición