“Desde el calor del campo base y después de haber descansado esta noche os escribo.
El calor con doble sentido, el calor del hogar que supone llegar al campo base después de haber estado por arriba, y el calor de temperatura que hace aquí. No nos lo podemos creer la temperatura que está haciendo. Apenas hemos entrado en primavera y tenemos temperaturas de verano. Todos nosotros estamos un poco asustados con este tiempo, ya que no nos parece muy normal, y nos preocupa a la hora de subir, necesitamos buen tiempo, pero no tanto calor, ya que la montaña se puede caer a cachos.
Pero de momento nosotros seguimos trabajando. El viernes subimos al campo uno a dormir. La subida fue larga, ya que teníamos que filmar para Al filo de lo Imposible, y cuando hay que filmar todo es mucho más lento, pero luego cuando lo vemos, nos damos cuenta que ha valido la pena.
Nada más llegar, nos comimos unos buenos macarrones que nos había preparado nuestro cocinero, Nati, y como os podéis imaginar, no quedó nada. Luego nos fuimos acoplando en las tiendas, y sobre las 19h ya estábamos en el saco. Nos quedaban 12 horas por delante para dormir, y las aprovechamos muy bien, ya que todos descansamos de maravilla aquí arriba.
Al día siguiente, ayer, nos pusimos en marcha a las 8.30h, después de haber desayunado un café y unas galletas que habíamos subido. En altura el desayuno cuesta que entre, pero nos tenemos que obligar a comer, ya que eso va a ser la primera energía del día para empezar.
Del campo uno, en 15 minutos caminando, te pones encima del glaciar del Annapurna. Nos costó un poco encontrar el camino, ya que el glaciar está abierto y tuvimos que dar unas cuantas vueltas. Luego vino el momento de cruzarlo. Para ello nos encordamos, ya que el glaciar está lleno de grietas ocultas, que fueron apareciendo a medida que lo íbamos cruzando. Marcamos el camino con bambú y banderolas, para dejar bien marcado el itinerario y las grietas. Lo que más asusta cuando vas caminando encima de un glaciar es sentir el “Brummmm” del glaciar asentándose, son segundos de tensión que no sabes lo que ocurre a tus pies, y que la adrenalina sube.
Una vez cruzado el glaciar, nos pusimos debajo de las lomas que nos llevarían al campo dos, encontrando tramos helados y algunos con nieve, donde fijamos unos 400 metros de cuerda, en las zonas más complicadas, y sobre todo en las zonas que creemos que con el tiempo se pondrán mas peligrosas. Al final a las 13 horas llegamos a nuestro campo dos a 5600 metros, contentos del trabajo realizado, y que poco a poco vemos la cumbre más cerca.
De momento estamos solos en el Annapurna, aunque sabemos que van a venir más expediciones. Calculamos que empezarán a llegar la primera semana de abril. Pero si os tengo que decir la verdad también estamos disfrutando de esta soledad, y de poder disfrutar del Annapurna nosotros, aunque también lo pasaremos bien cuando haya más gente. Porque al final, todos los que nos juntamos aquí compartimos el mismo sueño, subir al Annapurna.
Mañana será también día de descanso, os contaré algunas cosas más del campo base, y de lo que hacemos, ya que hay cosas nuevas y cambios en el campo base que están muy bien.
Besos a todos
Un abrazo”
Edurne Pasabán