“Mi objetivo es escalar Les Barbares, una línea lógica que surca una de las paredes más impresionantes de este valle. Mis conocimientos de la ruta están limitadas a alguna información sacada de mi guía de Chamonix, y a un reportaje en la web de los franceses (Aymerik Cloue, Pierre Labre y Louis Laurent) que repitieron la ruta en 2010. Pero una cosa tengo clara: la vía es tan exigente como seria, y tendré que escalar rápido si quiero hacer cima en el día. Porque no llevo equipo para vivaquear.”
La ruta en cuestión se eleva durante 500m en la cara noroeste de las Puntas superiores de Pré de Bar. “Hace frío, está oscuro, y estoy solo. Nieve costra cubre el glaciar de Argentière. Cuanto más me acerco a la pared, más parece que la cadena de montañas que tengo delante, con sus numerosas pequeñas agujas, devora todo lo que la rodea. La pared parece crecer según me acerco.”
Abandonó su tienda, instalada en el glaciar, a las 4:00am, y comienza en solo. “Primero escalo una pendiente de nieve vertical; después el terreno se hace más complicado y comienzo a autoasegurarme. Unas finas venas de hielo me elevan cada vez más alto, hasta que una corta pero compleja sección de hielo me deposita en mitad de la pared. Son las 7:30am.”
A partir de este punto, la escalada cambia: “15 metros de hielo fino, después algo de artificial, y entonces llega el momento de tener que quitarme mis guantes, limpiar la roca de nieve y hielo, y escalar unos metros antes de poder volver a usar mis piolets. Es una escalada compleja. Esto es lo que más me gusta del terreno mixto. No sé trata de ser bueno en una cosa. Tienes que ser bueno en todo tipo de terrenos, y hacer uso de todas tus habilidades.”
Pronto llega a la clave de la vía, tras un péndulo y algo de mixto. “Los siguientes 50m son la clave de toda la pared. Los seguros no son demasiado buenos y la escalada es incluso más exigente que en los largos anteriores. Me costó 1 hora y media llegar a la siguiente reunión. Ya tengo libre el camino hasta la cima.”
Las venas de hielo le siguen indicando el camino de ascenso. Sin embargo, “según subo, las líneas cada vez son más finas, más bien se convierten en capilares que a duras penas aguantan mi peso. El proceso de autoaseguramiento me está dejando cansado: escalas, rapelas, subes otra vez con el equipo...”
Pero al final lo consiguió: “Al final de la tarde, después de más de 13 horas, por fin estaba de pie en la cumbre. Desciendo por la misma ruta, de nuevo me supone un gran esfuerzo mental. Siento el cansancio, pero tengo que concentrarme durante otras 3 horas, hasta que esté de nuevo en el suelo."
Y regreso a la civilización: “A la mañana siguiente tengo que volver a Chamonix. La telecabina está cerrada. Podría aguantar algo más en la tienda, pero después de esta escalada, mi deseo de civilización es tan grande como mi deseo de una aventura de este tipo había sido.”
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