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14-7-2015; 150 años de la primera ascensión al Cervino

Tal día como hoy, hace 150 años, se conseguía la cima de la última gran montaña de los Alpes, casi 80 años después de la conquista del Mont Blanc, cerrándose la Edad de Oro de los pioneros de los Alpes. Un hecho histórico que acabó en tragedia y que sigue recordándose.

Jonatan Larrañaga
El Cervino o Matterhorn. Foto de Jonatan Larrañaga, Guía UIAGM, www.pirisur.com

Hoy se cumplen 150 años de la 1ª cumbre del Cervino. Hay festividades, y la montaña permanece cerrada y vacía durante 24 horas, en memoria de los fallecidos intentando su cumbre.

Ya todas las grandes montañas alpinas habían sido conquistadas, pero había una, la más deseada, que rechazaba todos los intentos de escalada. No era de extrañar: el Cervino o Mattherhorn no tiene ninguna vía fácil, e incluso a fecha de hoy, de no ser por las cuerdas fijas y demás ayudas, muy pocos alpinistas conseguirían su cumbre.

Hasta ese momento habían sido 17 los intentos de alcanzar su punto culminante, situado a 4478m de altura; 14 por la arista de Lion (Italia) y 3 por la Hornli (Suiza). No eran muchos los que se atrevían a adentrarse en la montaña. Los principales intentos vinieron por parte de Carrel y Whymper, que realizaron 3 tentativas, y que fueron protagonistas de la 1ª cima.

La consiguió Whymper por el lado suizo el 14 de julio de 1856; al llegar a la cumbre, ven a Carrel que asciende por la arista italiana, y le hacen notar que han conquistado la montaña. Este da la vuelta apesadumbrado; 3 días después, conseguiría la 2ª ascensión, 1ª por la arista Lion, considerablemente más compleja que la Hornli.

Sin embargo, la cumbre de Whymper se vería empañado por el trágico descenso, en el que 4 de los 7 integrantes de su cordada caían al vacío por la cara norte de la montaña, falleciendo. Esto hizo que la hazaña tuviera gran repercusión mediática, que formó una leyenda que alcanza nuestros días.

Con la conquista del Cervino, montaña identificable por la mayoría de personas independientemente de su amor por las cumbres, y una de las más bellas del planeta, finalizó la Edad de Oro de los románticos pioneros del alpinismo, y comenzó una nueva etapa: la de la dificultad moderna.

Así narró la 1ª ascensión, un siglo después, Gaston Rebuffat:

1ª CUMBRE DEL CERVINO

Carrel y Whymper

Estos dos hombres de diferente carácter son los que más desean alcanzar la cima y los más presentes en la montaña los años anteriores: Jean-Antoine Carrel, guía de Valtournanche y Edouard Whymper, dibujante ingles. Juntos habían realizado tres tentativas, y sin duda alguna constituían la cordada ideal para conseguir la primera cima del Cervino.

Jean-Antoine Carrel

Pero Carrel, nacido al pie del Cervino, amaba su montaña de manera diferente a Whymper. Para Whymper importaba poco que el Cervino, pirámide excepcional, estuviera situado allí o en cualquier otro lugar, y poco importaba el itinerario que se utilizara para subir a la cima; lo único importante era la consecución de la cumbre; mientras que para Carrel, tanto como la cima importaba el itinerario empleado para llegar, y por supuesto, soñaba con la arista italiana que domina su valle; además, el preferiría no compartir su éxito con un extranjero, y menos con Whymper, que no compartía nada: "Él no se ve bien si no es en el centro de la mesa" escribió de Whymper G. W. Young en su estudio "Los profetas de la montaña".

Edward Whymper

Y finalmente, cuando en 1.865, Whymper quiso contratarlo para una nueva tentativa, Carrel se disculpó con la excusa de acompañar al ingeniero Giordano. "Comprendí en ese mismo instante que había sido engañado", escribió Whymper con amargura. La verdad era que Whymper, con su fuerte carácter, y su costumbre de contratar guías, de dirigirlos... nunca comprendió o no quiso comprender, y todavía menos admitir que en esta primera, Carrel no iría hasta la cima con él; además Carrel no le hizo nunca la más mínima promesa, ni le dijo nada que pudiese hacerle creer que quería vencer la cima con él.

Pero desgraciadamente para Whymper, los guías que aceptaban ir al Cervino y que, posiblemente, serían capaces de alcanzar la cima, son escasísimos: solo están Carrel, a quien Whymper, durante años, se pegó como una lapa, y Michel Croz, al que ha debido dejar en Chamonix pues estaba contratado por otro alpinista ingles.

La tarde del 10 de julio de 1865, Whymper no tiene otra solución que abandonar Breuil y dirigirse a Zermatt para probar otra opción: intentarlo, si encuentra guías, por la arista Hornli.

Lord Douglas

Así fue como el 12 de julio, Whymper atravesó el Col de Théodule acompañado de un joven turista ingles, Lord Douglas, al que acababa de conocer, y el cual también, soñando con alcanzar la cima del Cervino, había ido hasta Breuil con la vana esperanza de contratar a Jean-Antoine Carrel; de momento se hacía acompañar de P. Taugwalder hijo.

La tarde del 12 de julio, apenas llegados a Zermatt, la primera inquietud, tanto de Whymper como de lord Douglas, era la de contratar a P. Taugwalder padre, con el fin de intentar al día siguiente, si era posible, la gran primera. Después se dirigen al hotel Monte-Rosa, el hotel de los alpinistas, y allí, gran sorpresa, se encuentran con Michel Croz, contratado esta vez por el reverendo Charles Hudson, y llegado desde Chamonix precisamente para intentar la ascensión del inaccesible Cervino.

"Nos pusimos de acuerdo (lord Douglas y yo), escribió Whymper, en que sería inútil que dos expediciones independientes intentasen al mismo tiempo la misma ascensión". Eso era cierto, pero aunque Whymper no lo diga, el argumento decisivo era Michel Croz, el único hombre que, Carrel aparte, era capaz de conducir una cordada a la cima, y que resultó estar en una cordada adversaria, la de Hudson. De ahí la absoluta necesidad de unir a las dos cordadas para hacer una sola, con Michel Croz en cabeza.

Los 7 conquistadores del Cervino

Una cordada en la cima del Cervino

Es por eso que son Whymper y Douglas los que desean unirse a la cordada de Hudson, a causa de la presencia en ésta del hombre clave, el guía Michel Croz. Sin embargo, Whymper deja ver exactamente lo contrario: "...así pues invitamos a Mr. Hudson a unirse a nosotros". Hudson acepta que las dos cordadas sean una sola, con la condición de que su joven acompañante, Hadow, sea parte de la expedición (tal y como había previsto). "Me pareció conveniente informarme de las ascensiones que había hecho", continúa escribiendo Whymper; Hudson respondió: "Mr. Hadow ha hecho la ascensión del Mont-Blanc en menos tiempo que la mayoría de los demás ascensionistas"

Esta estúpida declaración, hecha sin embargo por un hombre tranquilo, inteligente y que conocía bien la montaña, fue la clave de la catástrofe que sobrevendría dos días más tarde. En efecto, ¿Existía alguna relación entre una ascensión exclusivamente sobre nieve (el Mont-Blanc), y una enteramente sobre roca (el Cervino)? Ninguna. ¿Existía alguna relación entre la archiconocida montaña, ascendida por primera vez 79 años antes, y una escalada por terreno virgen, que había rechazado todas las tentativas? Ninguna. La declaración hecha por el reverendo, a propósito de Mr. Hadow, para justificar su presencia en la caravana es del todo aberrante, pero Whymper, con una mente lúcida y precisa, la aceptó sin inmutarse... "Mr. Hadow fue admitido sin más preguntas", escribió a continuación.

Whymper no tenía otra elección si quería ir al Cervino: había sido Hudson y no él quien había contratado al hombre clave: Michel Croz. En el punto en el que se encuentra la situación, Whymper no está dispuesto a dejar pasar ninguna oportunidad, incluso con el riesgo enorme de admitir a un joven sin experiencia previa.

Éxito en la ascensión y terrible catástrofe

Gracias a la presencia y a la profesionalidad de Michel Croz, que escala en cabeza, -al menos en este punto Whymper y Hudson no se equivocaron- la larga caravana compuesta de siete personas en una sola cordada alcanza, a la 1 h. 40 min. de la tarde, la tan deseada cima. El éxito es total y Whymper puede escribir: "Estuvimos una hora entera en la cima: una hora llena de gloria".

Los 7 alpinistas alcanza la 1ª cumbre de la historia en el Cervino

El problema es que, de una cima hay que bajar, y que el descenso siempre es más difícil que la subida. Whymper y Hudson, tras ponerse de acuerdo, deciden que Croz descienda el primero, seguido por Hadow; Hudson será el tercero y de esta forma asegurará a Hadow en los pasos más delicados. El cuarto será lord Douglas, y después irán Taugwalder padre, Whymper y Taugwalder hijo. Poco después de abandonar la cima, al comenzar el descenso, Hadow resbala y no consigue ser sujetado por Hudson, el cual, inmediatamente por encima suyo se encarga de asegurarlo; cae sobre Michel Croz que descendía y le desequilibra.

La caída en el descenso, según dibujo del libro La Conquista del Cervino, de Edward Whymper

Hudson cae, así como lord Douglas. Finalmente los cuatro hombres, Croz, Hadow, Hudson y Douglas, caen a toda velocidad por la vertiginosa cara norte. La cuerda se ha roto entre Douglas y Taugwalder padre. A propósito de esta cuerda, se llegará a decir que Taugwalder padre la cortó. Además de ser una ignominiosa mentira, es una estupidez. Hay una diferencia fundamental entre el peso estático que puede sujetar una cuerda, peso que puede ser muy elevado, en cualquier caso muy superior al de 4 incluso 7 personas, y la fuerza de choque dinámica e incomparablemente más fuerte debido a la caída.

Según Whymper, en el descenso se les aparecieron unas cruces, por sus compañeros muertos. Se piensa que fue un Espectro de Brocken

No se puede excluir, incluso es lógico pensar, que si en lugar de hacer una cordada demasiado pesada de siete alpinistas, como era el caso a petición de Whymper y Douglas, la cordada de Hudson hubiese sido independiente, es decir compuesta de solo tres personas: Croz, Hudson y Hadow, se habrían concentrado más sobre los dos últimos, cada uno más atento en lo que hacía y en lo que hacía el otro. Y sobre todo, el orden de la cordada en el descenso, Croz hubiera sido el último en bajar para asegurar a Hadow, y Hudson se hubiera situado en primer lugar; así se puede pensar que no hubiese habido accidente. Podemos resumir que si una cordada de tres alpinistas es algo normal, no es para nada el caso de una de siete.

Whymper y los dos Taugwalder fueron los únicos en sobrevivir; su descenso se produce sin incidentes después de la catástrofe; al día siguiente llegan a Zermatt, donde son recibidos por A. Séller en el hotel.

El Cervino en portada

Esta primera ascensión, que hubiera podido humanizar la montaña, más bien aumentó su aureola a causa de su componente trágico. Aunque no le correspondiera en absoluto, la culpa recayó en Whymper y Douglas por haber querido unir su cordada a la de Hudson, y en este último por haber aceptado formar de esta manera una caravana demasiado pesada, siete personas entre las que se encontraba un novato. Un accidente de esta magnitud durante una primera ascensión no se había producido nunca, y los focos de la actualidad se centraron en la noticia.

De hecho, resultó ser un interés muy duradero: años y años después, incluso ahora, lo queramos o no, el recuerdo de esta trágica primera ascensión forma parte de la historia del Cervino y del alpinismo.

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