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Cierre invernal del Refugio de Respomuso: entrevista con Modesto Pascau

Tras la decisión del cierre invernal del Refugio de Respomuso, en el valle de Tena, Pirineo aragonés, hablamos con Modesto Pascau, gerente de Prames, sobre este y muchos otros interesantes temas.

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Imagen del Refugio de Respomuso a finales de la temporada de nieve

La historia del Refugio de Respomuso ha sido verdaderamente compleja y enrevesada, desde que se gestó el proyecto por parte de la Euskal Mendizale Federazioa a comienzos de los años 70 del pasado siglo, hasta las últimas decisiones, tomadas por el Gobierno de Aragón hace apenas una semana. En ellas se decidió, tanto para este año como para los sucesivos, el cierre invernal del Refugio entre las fechas del 15 de diciembre y el 15 de marzo.

Entrevistamos a Modesto Pascau, gerente de Prames -empresa participada por la Federación Aragonesa de Montañismo, responsable de la construcción y gestión de refugios en la Comunidad Autónoma, entre otras múltiples funciones-. Durante años, Modesto también fue responsable de refugios tanto en la Federación aragonesa como en la española.

La conversación tenía por objeto clarificar lo referente al cierre invernal del refugio del valle de Tena, pero finalmente se convirtió en un interesantísimo viaje a través de la historia por parte de un testigo de excepción en primera línea de la evolución de los refugios y las prácticas del montañismo en nuestro país en el pasado medio siglo, en el que Modesto explica las razones tanto deportivas como ecológicas que han hecho que los refugios, hoy en día, sean lo que son.

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Modesto Pascau

Se habla de los problemas que el lugar elegido acarrea al refugio de Respomuso. ¿Cómo se gestó el proyecto de su construcción?

La historia de este refugio ha sido compleja. La Federación Vasca de Montañismo (Euskal Mendizale Federazioa, EMF) cumplía 50 años en 1974. Para celebrarlo, unos años antes pidieron subvención a la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes del Gobierno de España, presidida por Juan Antonio Samaranch, para construir un gran refugio en el Pirineo. Eligieron la zona de Respomuso por encontrarse allí los primeros tresmiles de la cordillera partiendo desde el Cantábrico, y por lo tanto los más cercanos a su territorio.

Se les concedió la subvención, y comenzaron las obras.

¿Cómo fue el proyecto?

Muy complicado, como son todas las obras en alta montaña, y que llevó a que se quedaran sin presupuesto para finalizarlo. Sin embargo, tengo que decir que, en mi opinión, se hizo todo correctamente y bien, teniendo en cuenta los medios y conocimientos de la época. Si lo hubiéramos tenido que hacer nosotros, o cualquier otro, seguramente lo habríamos hecho así y nos habría pasado lo mismo. Estas cosas hay que valorarlas y juzgarlas situándose en el momento en el que se realizan, y no de forma anacrónica con nuestro punto de vista y los medios y conocimientos actuales.

¿Cómo eligió la EMF el lugar?

No era fácil allí. Respomuso estaba lleno de obras hidroeléctricas y sus restos, que además copaban el agua corriente. Probablemente el lugar más adecuado habría sido a la entrada, al lado de la presa, pero allí estaban la ermita y la casa del ingeniero, además del problema del agua. El barranco más importante de la zona es precisamente el que baja del Balaitus, donde se ubica ahora el refugio. En esos años el acceso cercano y sin necesidad de bombeo al agua corriente era primordial para un refugio como el que se diseñó.

En realidad, teniendo estas premisas en cuenta, quizás fue el único sitio posible en ese momento, porque el resto de lugares, o bien eran de las compañías eléctricas, o bien no tenían agua corriente para su abastecimiento. Así que ese fue el terreno que se eligió y que el Ayuntamiento de Sallent de Gállego cedió a la EMF.

Y con respecto al tema de aludes... ahora es fácil ver el problema de los aludes, pero hay que decir que con los conocimientos de entonces, no estaba tan claro, por no decir que no se era consciente del todo del problema. En esa zona apenas había información ni visitas invernales por lo remoto del lugar, y porque en esos años el montañismo invernal no estaba tan desarrollado ni era tan practicado como lo es ahora. Esto es importante tenerlo siempre en cuenta cuando reflexionamos sobre la elección de la ubicación del refugio.

Hay que tener en cuenta que sobre los aludes con retornos centenarios que caen en los valles, puede quedar conocimiento transmitido sobre ellos, y en los pueblos saber donde puede construirse y donde no, porque sus antepasados aprendieron “a la fuerza”; pero en un lugar de alta montaña como Respomuso no existe ese conocimiento. A eso sumamos que en esos años no se realizaban -ni se pedían- estudios al respecto, y que la nivología como decíamos antes no estaba muy desarrollada.

No me cansaré de decir que para entender esto (y muchas otras cosas) hay que situarse en la época. No puede juzgarse a los gestores del proyecto con nuestra mirada actual. Y como digo, quizás fue el único sitio en el que pudo emplazarse el refugio en ese momento, por la problemática hidroeléctrica y de acceso a suficiente agua corriente del lugar. Una ubicación como la del pequeño refugio Alfonso XIII, por ejemplo, está libre de aludes, pero ningún torrente de agua está accesible desde ahí, cosa que lo inhabilitaba para un refugio guardado como Respomuso.

¿Cuáles fueron los problemas durante las obras?

Podrían resumirse diciendo que, en esos momentos, los vascos lo hicieron lo mejor que podía hacerse, y que la problemática que sufrió ese refugio nos habría pasado a cualquiera, y a primeros de los años 70 fue prácticamente inevitable.

Hasta entonces no había prácticamente refugios en la alta montaña granítica del Pirineo central, y estos están situados en una gran falla sísmica. Así que el primer proyecto que encargó la EMF fue rechazado por los ingenieros. Era un proyecto constructivo digamos “normal”, y los expertos dijeron que así no podía construirse en una zona sísmica. Entonces idearon un edificio novedoso en su estructura, que fue precisamente por su plus de complejidad lo que seguramente tuvo que ser el germen de los posteriores problemas económicos.

¿Cómo era esa estructura?

Cuando uno piensa en un edificio de su ciudad o pueblo, imagina un cubo macizo. Todo está unido. Y así se construye. La cimentación y esa forma de cubo unido es lo que da la resistencia al edificio. Pero en una zona sísmica como ésa, se busca precisamente lo contrario: el edificio tiene que funcionar por separado. Es decir, las partes tienen que ser independientes unas de otras, y la cimentación tiene que ser capaz de asumir movimientos. De esa manera, en caso de temblor, el edificio es “flexible”, las partes pueden moverse independientemente y todo puede moverse sobre la cimentación.

Esto entonces era muy novedoso en la época, y calcular bien los costes de algo así construido en alta montaña era muy difícil. No había experiencia sobre esa forma de construir. Hubo problemas para subir los módulos de la cubierta en helicóptero, hubo que cortarlos, volver a ensamblarlos arriba...y la EMF agotó el presupuesto cuando estaban hechos los cimientos, la estructura interna y el tejado, pero ambos dos sin terminar.

Y el edificio quedó ahí por un tiempo, completando el panorama de ruinas y basura hidroeléctrica del lugar...también hay que recordar el pequeño vertedero que los montañeros crearon al lado del refugio libre de Alfonso XIII

Sí, el lugar es hermosísimo, pero en ese momento estaba “tocado”. No se trata de justificar a nuestro colectivo, pero volvemos a lo mismo del principio: hay que situarse en el tiempo. Entonces se recomendaba enterrar la basura, era la práctica adecuada que podía leerse en cualquier manual, y luego la nieve y la lluvia se encargaban de degradar y/o desenterrar. Entonces otros llegaban, y al ver aquello lleno de basura, dejaban la suya.

Pero si te parece, luego hablamos de cómo se limpió, hasta donde se pudo, todo lo que había en el ibón de Respomuso. Los más jóvenes no han conocido cómo estuvo ese lugar, que ahora ha mejorado mucho.

¿Cuándo se retomaron las obras, y cómo pasó de la EMF a vosotros el refugio?

Fue algo complicado, y hubo algunas tiranteces. Por situarnos: al acabarse el presupuesto, el edificio sin terminar volvió al entonces Consejo Superior de Deportes (CSD), que llegada la democracia era el estamento “heredero” del que había concedido la subvención inicial a la EMF.

En esas fechas, este organismo, el CSD, diseñó y puso en marcha junto a la Federación Española el Primer Plan Nacional de Refugios. En el Pirineo aragonés, a pesar de que acoge la mayoría de los tresmiles de la cordillera, y de que es un lugar que inevitablemente recibe una de las mayores -si no la mayor- afluencia de montañeros del país y de otros países a lo largo del año, prácticamente sólo existían los ahora veteranos Renclusa, Góriz y Estós.

Así que cuando se puso en marcha el Plan de Refugios, los estudios realizados concluyeron que había que dotar prioritariamente de refugios a los principales macizos aragoneses, en donde se encontraban las mayores carencias.

(NR: En realidad, puede hablarse de varios Planes que de forma coordinada el CSD asumió con cada una de las 5 CCAA que intervenían en el Plan, ya que la competencia sobre Refugios pasó a ser de estas últimas. Las mayores carencias, y las mayores partidas, se situaron, por orden de inversión, en Andalucia -por extensión y dispersión de territorio-, Aragón -por las citadas carencias en los grandes macizos pirenaicos-, Cataluña y Castilla-León/Asturias. A partir de este momento, en cuanto a las Federaciones, también son las territoriales las responsables de los refugios de su territorio).

¿Qué decía el Plan de Refugios sobre Respomuso?

Nada. Respomuso quedó fuera del Plan. Ni siquiera estaba claro a quién pertenecía.

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Finales de los años 80. Se retoman las obras del refugio de Respomuso

¿Entonces, cómo se retomó la construcción del refugio?

Llegamos a 1987, una década después del abandono de las obras de Respomuso, cuando se construyó el nuevo refugio de Estós (NR: el viejo, de origen militar, había ardido en 1979).

El día de la inauguración subió a este refugio del valle de Benasque el entonces Presidente del CSD, y posterior ministro, Javier Gómez Navarro. También estaba Alfredo Boné, entonces Director General de Deportes del Gobierno de Aragón, y algunas autoridades más, y estábamos los representantes de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM). Tras los actos de inauguración, nos reunimos en una dependencia de Estós, y se llegó a un primer acuerdo sobre las líneas de evolución del Plan en Aragón.

Cuando estaba el acuerdo cerrado, Gómez Navarro dijo: “Sí, pero también hay que terminar Respomuso”. Todo el Plan de Refugios en Aragón quedaba supeditado entonces a que asumiéramos la finalización de esa obra...

¿Cómo se solucionó?

Hubo que renegociar bastante, porque si ya había poco presupuesto, si ahora se incluía Respomuso, entre las posibilidades de la FAM y las ayudas, no llegábamos. Y finalmente se hizo, pero con presupuesto externo al del Plan.

No estaba entre nuestros objetivos en ese momento, porque entonces además no estaba claro de quien era la obra a medio hacer, y no se sabía por tanto si podíamos intervenir. Pero el CSD consideró fundamental finalizar la obra, quizás por la necesidad de refugio en la zona, quizás por no dejar ahí una ruina, y por tanto todo el Plan de Refugios en Aragón quedó supeditado a que se finalizara Respomuso.

Comentas que no estaba clara la situación de Respomuso. ¿Seguía siendo responsabilidad de la Euskal Mendizale Federazioa?

No estaba nada clara, desde luego. La EMF no había podido acabar la obra, y la responsabilidad pasó a la Federación Española, que finalmente la retornó al CSD.

Hubo discusiones, evidentemente. El país había cambiado con la muerte de Franco, y al quedar el refugio sin terminar, devuelto a la Federación Española y el CSD, y estar en territorio aragonés, a nosotros nos parecía de sentido que, de continuarse con los trabajos tanto tiempo después, quedaran bajo la responsabilidad de la Federación Aragonesa.

Y entre tanto también había problemas burocráticos. Y es que tú no puedes ceder una concesión a un tercero, si no la puedes ejecutar tienes que devolverla a quien te la concedió, y en este caso la cesión de terreno a la Federación Vasca había sido por parte del Ayuntamiento de Sallent de Gállego. Así que, en este caso, la devolución original al CSD quedó anulada, y la EMF tuvo que “devolver” el terreno al Ayuntamiento, quienes, al verse de repente con la patata caliente de un refugio a medio hacer... cedieron el mismo rápidamente al Gobierno de Aragón.

Esto es muy importante en la historia de este refugio, y lo singulariza con respecto al resto, porque todas las decisiones posteriores que se toman, todas, a diferencia de otros refugios, las termina tomando el Estado. En este caso el Gobierno de Aragón. El refugio pasa por tanto a ser un bien público perteneciente al GA.

Y una de las decisiones primeras que toma es que la gestión del refugio la realice la FAM.

¿Entonces comenzáis con las obras?

No exactamente...aún hubo discusiones. En vista del estado de las obras del refugio -10 años paradas en un lugar de alta montaña-, y del entorno del ibón en general, a nosotros nos pareció que era más factible y económico reconvertir en refugio la casa del ingeniero, ubicada junto a la presa. Podría colgarme una medalla y decir que desde la FAM y Prames lo propusimos porque allí no hay riesgo de aludes... pero en realidad no fue así. Ya he explicado cómo eran las cosas en ese momento. Simplemente, pensamos que se aprovechaba un bien ya existente con mejor posibilidad de conversión en refugio, y además se evitaban los problemas de cesiones que antes hemos mencionado que había.

Pero la eléctrica propietaria entonces de ese edificio, a diferencia de lo que hizo en otros territorios, aquí no quiso ceder su uso. Así que en vista de este bloqueo, se retomó el proyecto de la obra no finalizada del actual refugio, que en realidad era el pacto con el CSD.

No se hizo ningún nuevo estudio de ningún tipo, y tampoco de aludes, porque dicho pacto consistía en terminar la obra existente, con el proyecto existente.

El Refugio entra en funcionamiento. Y en el año 1996 cae el primer alud

Efectivamente. Y 19 años después, el segundo. Un retorno corto, ahora lo sabemos, así que habrá que tomar las medidas adecuadas.

Guardia Civil, Ministerio del Interior
Febrero de 2015. Nuevo alud cae sobre Respomuso. Foto: Guardia Civil

¿Cuáles fueron las medidas que se tomaron en 1996?

Lo que hizo el Gobierno de Aragón -hay que recalcar una vez más que el refugio es de su propiedad- tras caer el primer alud fue, como con cualquier bien público, poner valor al bien y poner valor al arreglo, para ver si el segundo era superior al primero, en cuyo caso se abandonaba el refugio, porque no salía a cuenta mantenerlo ni realizar la obra.

De cara a ello se realizaron diversos estudios y propuestas de sistemas de protección ante aludes. Algunos de ellos resultaban desproporcionadamente caros e incluso de muy difícil ejecución.

Estos estudios incluían la ayuda extranjera de los mayores expertos de la época, procedentes de los Alpes. Allí habían tenido este mismo problema de aludes en refugios tanto históricos como nuevos, era el momento en el que este tipo de estudios crearon escuela, y esos expertos, junto a los ingenieros de estructuras, llegaron a la conclusión de que lo que hacía falta no era parar arriba la avalancha, sino proteger el refugio con una especie de entramando o reja de hormigón, que además hacía las veces de escalera de incendios, que ya habíamos recibido orden de construir para cumplir con la legislación de seguridad.

¿Por qué una estructura de reja?

Básicamente porque si fuera maciza la protección, un muro, al caer el alud la habría movido por el impacto contra algo plano y macizo, y la habría mandado contra el edificio. Así frena parte, deja pasar algo por los agujeros, y para la avalancha.

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Estructura de reja antialudes, que sirve de escalera de incendios

19 años después, ¿ha funcionado el sistema, tras el alud que cayó el pasado invierno?

Sí. La zona protegida no ha resultado casi afectada, y los daños recibidos ahí han sido pequeños. El daño esta vez mayor lo ha recibido una parte del edificio que en el primer alud no recibió ningún daño. (NR: Saliente del edificio situado justo a la derecha de la estructura, en la foto superior).

No obstante, lo peor es el riesgo humano que sufrieron los guardas, y que podrían sufrir los montañeros que pernoctaran en él.

¿Qué medidas se van a tomar?

En cuanto al funcionamiento del refugio, se han valorado las opciones, tanto con los guardas como con el propio Gobierno de Aragón, y se ha decidido que en lo más duro del invierno, cuando se pueden formar los aludes más grandes y la montaña está mucho más inestable, lo mejor es tener el refugio cerrado, por seguridad. Se ha establecido para ello las fechas del 15 de diciembre al 15 de marzo, aunque esta última podría retrasarse según las condiciones de la montaña en ese momento.

Y respecto al edificio en sí, se ha desarrollado un proyecto de refuerzo del edificio pequeño, el que hemos comentado antes que no se vio afectado por el primer alud, y por ello no contaba con protecciones especiales. Estas actuaciones se irán realizando en varias fases. Algunas de ellas ya se han hecho este año, sobre todo aquellas destinadas a los arreglos de los daños y trabajos más urgentes. El resto, según se ha hablado con el Gobierno de Aragón, se mirará de acometer en uno o dos años.

¿Por qué se mantienen abiertos los refugios de Aragón en invierno, algunos de los cuales, por lo remoto del lugar, apenas reciben visitas, incluso a veces nadie en todo un mes? El caso de Respomuso es paradigmático: durante los meses más duros del invierno prácticamente no hay horas de luz suficientes para llegar hasta él, con las condiciones habituales.

Es una buena pregunta. Visto desde fuera no tiene sentido. Nos hace perder dinero a todos: a la Federación y a los guardas. Pero hay que recordar una cosa: que haya quien con su trabajo en ellos se gane honradamente la vida, como los guardas, no debe hacernos olvidar que son elementos de servicio público, construidos en su mayor parte con dinero público, y por ello no deben regirse por criterios puramente mercantilistas.

Los refugios permanecen abiertos en invierno, además de por el servicio que puedan dar a montañeros y grupos de rescate, porque ello permite la toma de datos tanto de nieve como meteorológicos que de otra forma sería imposible o extremadamente costoso tomar, y además con menores garantías científicas. Nosotros no hemos tenido nunca este tipo de datos, como ha ocurrido en otras partes con más recursos económicos destinados a ello, y ahora, gracias a nuestros refugios de altura, los tenemos, y son fundamentales para realizar con datos, como deben hacerse, los estudios de nivología y del riesgo de aludes.

Meteorológicamente son muy importantes. Es algo curioso lo que pasa. Se habla de los estudios sobre el cambio climático, y a nadie le parece mal que se envíe a tomar datos y muestras a los científicos a Groenlandia, a la Antartida, a cualquier lugar remoto, alegando que allí, en el hielo y la nieve, pueden verse estos cambios. Pues bien, los datos manuales de los refugios de altura del Pirineo son muy importantes, ya que las montañas del sur de Europa, por su situación meridional, son frontera de choque, un lugar muy sensible para ver estos cambios.

Los datos tomados en nuestros refugios son usados en numerosos estudios científicos y universitarios, nacionales e internacionales, muy importantes.

¿Y cómo se enjuagan las pérdidas que estos refugios tienen en invierno, que visto lo visto en alguno tienen que ser importantes?

Pues con los beneficios del verano. A nivel de la Federación cuadramos las cuentas. Beneficios no dan, eso sí, ni es su objetivo, pero tampoco pérdidas. Me gusta recalcar esto, porque pocos bienes públicos deportivos que se consideren necesarios en este país se autofinancian, sin dar ni beneficios ni pérdidas. No hay ni un solo polideportivo, nada, que lo haga.

Aquí hay refugios que dan pérdidas, pero dentro de la red de refugios de la FAM se compensa con otros que dan un poco de beneficio, y el conjunto al final de año cuadra.

Alguna vez has comentado que esto obligó a cambiar el sistema de refugios

Claro. El sistema y el diseño. Tenemos que cuadrar las cuentas, pero los precios tienen que ser muy contenidos, y con descuentos a federados. Eso es algo básico, así que con el precio no podemos jugar. Por eso, cuando diseñamos los refugios y hacemos los estudios de viabilidad, para que cuadren hay que modificar el tamaño pensando en la pérdida invernal.

A veces se dice que son grandes... pero los diseñamos de 80 plazas porque si fueran de 40, aunque en verano llenaran, no cubrirían los gastos del invierno.

No quiero no obstante quedarme sólo en el aspecto de volumen de edificio o plazas. Quiero recordar y reseñar por ejemplo que las primeras depuradoras de todo el Pirineo aragonés estuvieron en los refugios, antes que en ningún pueblo.

Por eso nuestros refugios, además de ser punto de alojamiento de montañeros, de asistencia a pastores, a grupos de rescate, también son un punto de depuración de residuos en la alta montaña. El que una zona muy atractiva deportivamente hablando careciera de un refugio con esta función, o que no llegara a abarcar de forma razonable la demanda de montañeros, generaría evidentes problemas, entre ellos ecológicos.

¿Qué tipo de problemas?

A veces se oyen opiniones sobre los refugios... que si llevan a la gente a la montaña, efecto llamada, que si un edificio crea un problema ecológico, algunas denominaciones peyorativas... sinceramente, creo que son opiniones de quien no ha analizado la problemática en su conjunto, y ve el asunto con la perspectiva de unos tiempos que ya no existen.

Imaginemos que no existiera Góriz. ¿Seguirían yendo miles de personas a Monte Perdido cada año? Sí. Puede que menos (no muchas menos), pero seguirían siendo miles. Los tiempos han cambiado, y hay que entender que la naturaleza y la montaña, hoy en día, y por suerte, son valores comunes de la sociedad, ya no son algo minoritario. Esto, que en un principio es bueno, tiene contrapartidas, principalmente con respecto a la presión ecológica en el medio, que obligan a tomar medidas.

Además, la montaña, por las comunicaciones, -todo el mundo tiene vehículo, excelentes autovías, etc-, está mucho más cerca que antes de los grandes núcleos urbanos, y son cientos de miles los ciudadanos que pueden acudir a ella en cualquier momento, casi cualquier fin de semana, no es una “expedición” puntual el ir, como podía ocurrir antes.

Muchas más personas valoran la montaña, y ésta es mucho más accesible desde su casa para ellos que lo era para los pocos que iban antes.

Con estas condiciones, sin control, sin punto limpio, sin servicios, se crearía un problema ecológico de envergadura... por ejemplo, son miles de personas realizando sus necesidades en la alta montaña, de forma dispersa, en una zona concentrada y pequeña.

En respuesta a esta nueva situación, un refugio como Góriz, por seguir con el ejemplo, soluciona ese problema. Es un punto limpio en la montaña, no disperso, que además depura los residuos orgánicos humanos, y concentra la presión nocturna que de otra forma afectaría a toda una amplia zona dentro de un Parque Nacional.

Esto puede parecer menos romántico que poner unos cuantos refugios libres pequeñitos, más otro montón de gente a su aire, pero el romanticismo y la ecología a veces tienen intereses contrapuestos, y ecológicamente es mucho mejor un punto limpio de concentración, como lo es un refugio guardado preparado para serlo.

Es posible que en tiempos, cuando a la montaña iban sólo unos pocos, un refugio fuera un lugar, como su propio nombre indica, sólo de refugio. Pero hoy esos pocos son miles, y el refugio tiene que responder, además, a otras necesidades, y a todo un conjunto de normas legales de funcionamiento. Lo referente a cocina, seguridad, aseos, enfermería, lugar de pernocta de los guardas, etc, viene marcado por ley, no es elección.

Eso es importante de destacar... los refugios, hablo por Aragón, son la respuesta a unas necesidades nuevas que no pueden eludirse, y para las que no sirven las viejas soluciones.

Con respecto a esto, al principio hablábamos del pequeño vertedero del refugio libre Alfonso XIII, en Respomuso...y entonces apenas iba nadie a la montaña, comparado con las cifras actuales

Iba mucha menos gente, desde luego. Ahora hay otra conciencia, pero eso no quita que hoy vayas a lugares en principio muy poco visitados, a los que sólo pueden llegar amantes de la montaña con experiencia y conocedores del medio, y te encuentres con muchos restos, o con refugios libres llenos de basura que apenas pueden usarse. Por eso, aunque haya otra conciencia... bueno, creo que sin puntos limpios de concentración, con la presión que sufren, algunos lugares tendrían un serio problema.

A colación, antes has dicho que nos lo contarías ¿Cómo se limpió el ibón de Respomuso?

¡Esa es buena! Cuando Josep Borrell era Ministro de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente, vino al valle de Tena. Es natural del Pirineo catalán, de la Pobla de Segur, montañero y esquiador de travesía. Y decidió hacer la travesía Sallent de Gállego-Balneario de Panticosa, en el día.

Le acompañábamos los Guardias Civiles y algunos montañeros, entre ellos yo, para enseñarle los problemas del refugio, el alud, etc. Estaba en una forma física tremenda, casi no podíamos seguirle, subió a Respomuso literalmente corriendo, y los demás detrás como podíamos.

Al llegar a Respomuso, vio todos los restos de las obras hidroeléctricas, y evidentemente fue consciente del problema que crearon las compañías eléctricas ahí en su momento, y que seguía sin solucionarse.

Más o menos a esa altura empezó a cansarse, pude seguir su ritmo... y aproveché. Me puse a su lado, y le empecé a dar la tabarra con ello. No me callé con el tema de la limpieza ni un segundo en las horas que nos costó subir al collado de Tebarray, y bajar hasta el Balneario de Panticosa, que son muchas horas. Fui muy pesado e insistente...

Y el ministro propició que poco tiempo después se firmase el convenio de limpieza de los restos de las obras hidroeléctricas en los ibones del Pirineo Aragonés, incluido el de Respomuso.

En la ejecución posterior de la limpieza de este ibón, además de sacar mucha basura, se actuó en todos los restos hidroeléctricos, excepto en la parte más cercana a la presa, que había que dinamitar para sacar el hormigón, y por motivos de seguridad de la misma evidentemente no pudo hacerse. Pero con todo el conjunto quedó muy bien, fue una buena recuperación de territorio, nada que ver cómo está a cómo estuvo.

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