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Álex Txikon, nueva crónica; Everest sin O2, en el Collado Sur

Tras una jornada brutal, consiguen subir del campo 2 a los 8000m del Collado Sur de noche, cargados con el material, y descender hasta el campo base el mismo día...

Álex Txikon
Alex Txikon, campo base invernal del Everest

Álex Txikon y su equipo han llegado ya al Collado Sur del Everest, dejando el material del campo 4 a 7.950m de altura.

Como era previsible, las cosas no están resultando nada fáciles en su intento de 1ª cima invernal del Everest sin empleo de oxígeno suplementario: “Estamos al límite; no nos queda mucho más material ni contamos con los recursos necesarios. Este Everest va a ser muy exigente desde el principio hasta el final; no nos ha venido nada hecho.”

En esta ocasión, y para que os hagáis una idea de cómo de fuertes están Norbu, Nuri, Furba, Chhepal, Pemba y Álex, subieron el primer día del campo base al campo 2. Descansaron un día...y en pleno invierno himaláyico, a casi 8000m de altura, decidieron ascender de noche la pared del Lhotse de tirón desde los 6.350m del campo 2 hasta los 7.950m del Collado Sur (en su interior intento no lo alcanzaron, quedándose a unos 200m del mismo).

No sólo eso: partían a las 23:30 horas cargados con 15 kilogramos de peso a la espalda cada uno, con temperaturas de -35ºC-40ºC y viento. Difícil imaginar lo que eso es en altura...nada que ver con lo que ya es a baja cota...

Hay más: nada más llegar, descienden de nuevo hasta el campo 2. Y al llegar, algo más de las 14.30h...Álex decide continuar, y mientras sus compañeros duermen en el campo 2, el recorre en solitario los 25km de Valle de Silencio y Cascada del Khumbu que le quedan hasta el campo base.

Hoy domingo por la mañana, tras dormir 5 horas, Álex ha escrito como ha podido con el móvil lo acontecido. Os invitamos a leerlo, porque es verdaderamente impresionante; además de dejarnso con la boca abierta, no es difícil sentir las emociones de Álex a través de ella...

Alex Txikon
Alex Txikon en las zonas bajas del Everest invernal

“El equilibrio no sirve de nada cuando hace tiempo que te has caído”

El pasado 2 de febrero partieron del campo base hacia el campo 2, situado a 6.350m. Según afirma Alex, “esto debería ser un mero trámite, pero se ha convertido en algo muy peligroso. La cascada del Khumbu hace aguas por todos los lados; las secciones peligrosas aumentan. Yo pensé que sería más seguro en invierno, pero cada vez que subimos la cascada se vuelve más difícil, más costosa y más exigente.”

Las cosas no mejoraron al llegar al campo 2: “En 8 horas llegamos al inexistente C2 (6350m). Habíamos dejado una tienda de campo base muy bien fijada, pero voló. Toca buscarse la vida y ponerse a buscar el material esparramado por la morrena. Así que cambiamos el plan: decidimos descansar el día 3, y salir del tirón el sábado 4 al campo 4...¡ayamatxu maitia, dónde me estoy metiendo!”

Alex Txikon
En el valle del silencio. El collado sur, casi 2000m por encima

“El viernes 3 lo pasamos en silencio. Normalmente reímos, bromeamos, pero hoy nadie lo hace; es normal, ya que lo que nos queda por delante va a ser muy duro. Son las 18.00h de la tarde y nos echamos a descansar a los sacos de dormir; de nuevo el silencio, y con el silencio llega el hermoso canto de los gorriones. En el C2 estamos rodeados de gorriones y cuervos, que dan miedo.”

Aquí viene una comprometida decisión: la tirada era larga, y a pesar de las temperaturas nocturnas del invierno, a las 23:30 horas salen del saco: “Llega la hora de la verdad; nos juntamos en la tienda grande Norbu, Nuri, Furba, Chhepal, Pemba y yo. Se nota el nerviosismo; el frío aprieta. No sé, pero rondara los 30-35ºC bajo cero. Nos equipamos y no me entra nada. Estoy algo nervioso; esto de las nocturnas en invierno son palabras mayores; no quiero pasar frio y perder la posibilidad de atacar la cumbre la siguiente rotación.”

Pero finalmente, parten hacia los 7.950m en donde quieren instalar el verdadero campo 4, en el collado Sur del Everest. “Nadie habla. La noche es oscura, mucho, pero las estrellas brillan.

Yo como siempre no he cambiado las pilas a mi frontal y no veo un carajo, ¡¡ni que las pilas costaran millones!!...Soy de los que exprime todo al máximo...contamos con pocos medios... Vamos a muy buen ritmo. Vamos demasiado rápido. Voy pasando el rato pensando mis cosas...¡¡Ay amatxu maitia!!

Nos adentramos en la sección de grietas que no son peligrosas, pero da la casualidad que me cuelo en una; ¡¡menos mal que me quedé encajado con la mochila ya que la grieta no tenía fondo!! Tu cuerpo se encoje, el nerviosismo trata de apoderarse de ti, tu corazón late con mucha más rapidez y tú te ahogas; es lo que sientes. Pemba que venía por detrás me echó un capote y cuando miro el agujero que ha hecho mi cuerpo rompo los bordes y veo una grieta muy peligrosa abovedada y sin fondo; respiro y trato de concentrarme de nuevo y continuamos hacia la rimaya. “


Pero las cosas empeoran a las 3:00am: el frío se hace más fuerte, y además empieza a soplar el viento: “escalamos la rimaya de uno en uno; me quedo helado; miro para arriba y veo una estrella, más hermosa que todas las demás y me pongo como objetivo alcanzarla. La noche es muy dura, por tanto uno tiene que matar el tiempo, motivarse, sentir lo que estás haciendo.

Por fin alcanzan las primeras cuerdas fijas que tiraron en la anterior incursión: “trato de escalar con rapidez; que el frio no llegue a mis dedos, y miro a esa estrella que por alguna razón que aun desconozco me protege; en una noche como ésta, ¡¡estás tan cerca del cielo que parece que la pueda coger!!...seré tolai...¡¡si está a millones de años luz!!

A las 5:00am llegan al campo 3, que habían situado a 7.250m: “Ya apenas siento los dedos de los pies, no soy el único. Todos aceleramos el ritmo y vamos lo más rápido que podemos para no helarnos.”

Pero las calamidades y la situación casi irreal de estar solos a casi 8000m en lo más crudo de uno de los más crudos invierno no les impide sentir la magia. O quizás esta situación sea la que la provoca: “En una hora, el cielo no es tan oscuro y dejo de ver esa estrella más bonita sobre todas las demás. Miro valle abajo y me quedo perplejo con el amanecer...probablemente sea uno de los más hermosos amaneceres que mis ojos han visto: la majestuosa estela del Chomolugma, las vistas ... pero a su vez, el amanecer nos castiga, el viento sopla en todas direcciones y el frio gana en intensidad.

Aprieto los dientes y de reojillo miro de vez en cuando hacia el Valle del Silencio y disfruto del amanecer y de las vistas; consigo sacar las fuerzas y la determinación de continuar. A pesar de los riesgos que conlleva, pasamos las bandas amarillas de nuevo. Hemos aprovechado unos 200 metros de cuerdas viejas repartidas en 6 fraccionamientos; se pone muy vertical. Miro hacia C2 constantemente y el sol aun no pega en C2. Son los momentos más duros, el viento nos castiga.

Por fin el sol en C2; eso quiere decir que son las 9:10 y estamos a unos 7.800 metros; hemos dejado a nuestra derecha el C4 del Lhotse, y aun a la sombra, son ya 8 horas a oscuras primero y en la sombra después."


El frío que sienten empieza a ser preocupante en las extremidades. Álex decide usar un truco efectivo, pero doloroso: “Voy a tirar de recursos y hay uno que nunca falla. Es muy doloroso pero merece la pena: me pongo de rodillas en el suelo y corto la circulación de la sangre durante unos minutos hasta que de repente empiezo a sentir unos calambrazos poco dolorosos; esa es la señal. Entonces me incorporo y la sangre empieza a fluir de nuevo; solo recordar el dolor que pasé, me da cosa; se me caían las lágrimas del dolor, pero cuando el dolor desaparece puedo sentir hasta la planta del pie.

Pero todo llega: hasta el sol y el destino: “No es hasta las 11 de la mañana que el sol aparece y por fin nos calentamos; flanqueamos por una franja de nieve el espolón y ya vemos el Collado Sur. Por fin!! ¡¡7950m!;!!

Han conseguido subir el material que portean. Porque hay que decir que este non-stop nocturno invernal de campo 2 a campo 4 lo han realizado con 15kg a la espalda...

“Dejo los 15kg que porteaba entre tienda, gas, cuerda y arranco para abajo con Chhepal (dependencia bendita; invisible cadena que me ata a la vida; y en momentos oscuros, ¡¡palmadita en la espalda y ya estoy más seguro!!).

Concentración al 200% para el descenso; rápel a rápel, empiezan a caer piedras, sobre todo los últimos 300 metros de fraccionamiento en fraccionamiento. No miro con mis ojos lo que hago, tan solo miro pendiente arriba para evitar que una de esas piedras me abra la cabeza. Último rápel ¡¡por fin!! Miro arriba y aún no veo a Nurbu, Nuri y Furba. Chhepal y yo cruzamos el glaciar.


Quienes no conozcan a Álex, se quedarán sorprendidos por lo que cuenta ahora; otros no: “Yo mismo me asombro: estoy agotado; si cierro los ojos, ya que me duelen (toda la noche iba sin gafas) para aliviar un poco el dolor, me quedo dormido, aunque sea de pie. Aún saco fuerzas de no sé dónde para recuperar mi segundo trofeo en esta expedición: me gustan las cosas antiguas, y esta es la segunda botella de oxígeno antigua que recupero.

Está en un penitente a unos 4 metros del suelo y hago un esfuerzo sobrehumano para recuperarla; acabo derrotado y me quedo sentado, mientras Chhepal me mira atónito pensando ¡¡qué hostias hará este loco!! Con la soba que nos hemos dado hoy, no creo que sea la única vez que piensa eso de mí.

Llegamos a C2 y lo tengo claro; le digo a Chhepal que es mejor bajarse al Campo Base. No me cree ya que no dice nada; dice que se va a descansar. En 15 minutos tras beber algo me preparo para descender ya que son 25 km hasta campo base. Y a pesar de estar agotado, con los años aprendes a medir tus fuerzas, así que sabía que podía llegar a no ser que la cascada estuviese colapsada de nuevo.

Alex Txikon
En la cascada del Khumbu

Dentro de lo que podemos aquí tratamos de pensar y medir todo, aunque en un reto como éste, si de verdad quieres alcanzarlo, toca emplearse al máximo. Y quizás abrimos puertas que no deberíamos de abrir.

Comento a Chhepal y me pide el walkie; creo que trata de frenarme en mi idea, pero le digo que esté tranquilo. Le digo que en las secciones peligrosas pasamos de uno en uno, verdad? Le digo que voy bien y que es el cumpleaños de Pablo y que no se preocupe.

Son las 14:45. Apretando se puede llegar al anochecer al depósito, y es ese el objetivo. Y tan solo pienso en que la cascada no se haya caído. Habría que subir otra vez. Además mañana entrará el viento huracanado por lo que lo mejor es bajarse de aquí cuanto antes.

Siempre me marco pequeños objetivos y los repechos que me faltan me los tengo memorizados, como casi toda la ruta.

Por fin en el depósito, ya de noche, donde Aitor ha venido con una Coca Cola y nuestra perrita Gatz.
(NR: La perrita Gatz apareció la semana pasada, de forma incomprensible, en el campo base invernal del Everest, situado a 5600m de altitud. No saben de donde viene, ni como ha llegado hasta allí, pero parece sentirse perfectamente integrada como un miembro más de la expedición.)

Alex Txikon
Alex Txikon y la perrita Gatz, en el campo base del Everest invernal

Después a atravesar la morrena en la que vivimos, hasta llegar por fin a campo base, al calor del mejor hogar del mundo en estos momentos. Me siento y caigo, me duelen los pies; las puntas de los dedos agrietados del intenso frio y del trabajo que llevamos realizado; los ojos, los labios, … Estoy hecho un Cristo...18 horas después, pero feliz. .

Una buena cena y una estupenda tarta de cumpleaños para Pablo nos hace sentirnos por unos instantes casi como en casa. Un cumpleaños muy especial que seguramente nunca olvidaremos...

Y hoy que escribo esto, una vez más me sorprendo a mí mismo. Apenas he comido nada y he dormido 5 horas, pero no me siento cansado y el cuerpo me dice que venga, que la siguiente vamos para cumbre...

Pronto tendréis noticias del ataque.”

Alex Txikon
La expedición cuenta con el apoyo de Barrabes

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