Utilizamos cookies propias y de terceros para optimizar y posibilitar la navegación de la web, y a partir de tus hábitos de navegación poder mejorar nuestros servicios y ofrecerte una mejor experiencia de compra.

Obtén más información en nuestra Política de Cookies.

Portes Gratis
a partir de 49 €

Entrenamiento para escalada 6: Bloque vs Vías

Parece algo irrebatible, como principio del entrenamiento que es, que para rendir al máximo de las posibilidades individuales en cualquier disciplina se tienda, de forma progresiva y a lo largo de la vida deportiva de cada cual, hacia la especialización más absoluta (principio de especialización progresiva), y una vertiente tan compleja como es esta suma de gestos que configuran en última instancia la escalada, hasta la “R” o el top de la vía o bloque que sea, no va a escapar a este hecho tan contrastado, ¿o sí?
Parece algo irrebatible, como principio del entrenamiento que es, que para rendir al máximo de las posibilidades individuales en cualquier disciplina se tienda, de forma progresiva y a lo largo de la vida deportiva de cada cual, hacia la especialización más absoluta (principio de especialización progresiva), y una vertiente tan compleja como es esta suma de gestos que configuran en última instancia la escalada, hasta la “R” o el top de la vía o bloque que sea, no va a escapar a este hecho tan contrastado, ¿o sí?

Al final, cuando uno se para a pensar sobre las diferencias, similitudes, transferencias e interferencias de una “especialidad” sobre la otra (de las vías sobre el bloque y/o viceversa), se suele llegar siempre al mismo punto: todo es escalar, ¿no?, es decir, todo es moverse sobre un plano más o menos inclinado o desplomado, con unas presas más o menos generosas, en las que influye tanto más o menos las condiciones del medio, de la roca…, y las limitaciones personales son las que determinan, en última instancia, el rendimiento alcanzable en la especialidad que sea, la llamen como la llamen.

En este artículo se analizan las diferencias generales en todos los ámbitos que influyen en el rendimiento de la escalada de vías y bloques para, a partir de él, observar la necesidad de un entrenamiento distinto para rendir al máximo en cada especialidad, además de los beneficios que una aporta a la otra.

ESTRECHANDO MIRAS…

… o focalizando mejor sobre los aspectos más sutiles de cada disciplina, se pueden observar cómo existen elementos que hacen, a la vez, que prácticas unilaterales en uno u otro sentido produzcan finalmente rendimientos de alto nivel en una vertiente pero no en la otra, y viceversa (y aquí está lo “sorprendente”), cómo hay casos que muestran la máxima expresión de eficiencia en ambas direcciones, esto es, hay “seres” capaces de blocar 8C con la “colcho” bajo el trasero y 9a+ con la cuerda por abajo. Increíble ¿verdad?, pero… ¿qué es lo que realmente distancia tanto a dos especialidades que están basadas en algo tan similar como es la escalada en libre?

La principal diferencia la marca, de entrada, un elemento material, la cuerda, ya que la escalada de vías (deportiva o clásica – no hablaremos de los solos integrales –) se hace “con ella”, y el bloque no. En él, se prescinde de este elemento de seguridad, utilizando en la mayoría de los casos colchonetas de variado tamaño y número, en función del “bolsillo” de cada cual, el número de colegas con que se escale y/o la altura o peligrosidad de la potencial caída (al menos, esta última relación causal sería lo recomendable); sin embargo, esto es sólo el principio, pues en el análisis detallado de los ámbitos que inciden en el rendimiento que serán comunes a las dos especialidades que se analizan, se podrá apreciar cómo se parecen y al mismo tiempo se diferencian en los elementos que, al final, son la esencia de cada una.

A continuación, se exponen en el Cuadro 1 las generalidades de cada disciplina, intentando remarcar las principales diferencias entre ambas. Evidentemente, nunca van a existir dos bloques o dos vías iguales, lo que hace compleja la comparación de ambos conceptos que implican, a su vez, una expresión corporal infinita sobre la roca y unas manifestaciones gestuales casi idénticas, estando tan sólo separadas por la idea inicial de la utilización o no de la cuerda en su escalada. Aun así, se pretende remarcar en esta breve exposición las mayores diferencias entre ambas disciplinas en los ámbitos que influyen en el rendimiento alcanzable en ambas, dejando de lado polémicas (como que si hay vías “a bloque”, que si escalar travesías es más parecido – físicamente – a lo que requiere una vía que un bloque…, y mucho menos se entrará en el “peliagudo” terreno de si una escalada, por tener determinadas características, debe graduarse de uno u otro modo…, el objetivo aquí es otro, el grado y demás discusiones quedan para el ego y los foros). El lector especializado en la práctica de ambas disciplinas ya es plenamente consciente de tales fenómenos, esto es, que en escalada no todo es bloque o vía, crash-pad o cuerda, sino que existe una amplia gama de “grises” intermedios, en los cuales más adelante se profundizará para comprender todavía mejor las transferencias o interferencias que permite una práctica sobre la otra.

Cuadro 1

- Principales diferencias en los 4 ámbitos que influyen en el rendimiento de la escalada de bloques y vías

ÁMBITO ELEMENTO BLOQUE VÍAS
FÍSICO Número de
movimientos
Desde uno sólo (lanzamiento), hasta 10 o 12 o 14 como
máximo (normalmente).
A partir de 14 (en vías normalmente “a bloque” o de dificultad
muy concentrada) hasta 100 incluso 200 movimientos.
Tipo de
movimientos
Fácilmente se encuentran movimientos largos, de
ejecución explosiva o todo lo contrario, muy estáticos, de
moverse sobre pequeños agarres.
Suelen ser más “homogéneos” que en los bloques y, sobre todo,
no tan extremos. Quizás la palabra sea esa, extremo ó cercano
al límite personal, lo que diferencie los movimientos de los
bloques y las vías.
Tiempos de
esfuerzo
En cuanto al tiempo total de escalada, no suele superar
el minuto de esfuerzo (a no ser que existan buenos
reposos). Respecto a los tiempos de contacto, suelen ser
algo mayores que en las vías, pues se necesita algo más
de tiempo para poder ejecutar la fuerza necesaria en los
agarres y para moverse sobre ellos (con movimientos de
mayor precisión y dificultad).
Desde 45” hasta ¿una hora o más? (en vías con buenos
reposos…). Los tiempos de contacto, que dependen del ritmo,
pueden ser más cortos que en los bloques, ya que no se suelen
encontrar secuencias que obliguen a ejecutar movimientos con
tantísima precisión sobre los pies y la postura corporal que
impliquen una ejecución lenta obligada, evitando desequilibrios.
Tiempos de
recuperación
En cuestión de segundos o como máximo 6 o 7 minutos,
se puede afrontar de nuevo un esfuerzo máximo
(dependiendo del esfuerzo anteriormente realizado).
Dependerá de varios factores: el esfuerzo realizado (más
variable que en el bloque), la propia capacidad de recuperación
local a los esfuerzos, el trabajo anterior realizado…
TÉCNICO Ejecución:
precisión,
coordinación
Todos los elementos a nivel técnico (precisión en
los agarres y apoyos de pie, coordinación en los
movimientos…) que inciden en la ejecución de un bloque,
están elevados a la máxima expresión, permitiendo en
pocas ocasiones correcciones del gesto o la postura
sobre la marcha. Hay que ejecutar perfecto.
La ejecución de los movimientos, apoyos, agarres, etc, en las
vías no suele ser tan extrema como en los bloques, si bien puede
haber situaciones que si requieran una ejecución muy precisa (o
tipos de escalada basados precisamente en esto, el equilibrio
y la coordinación perfecta), suelen permitir pequeños “fallos” y
correcciones sobre la marcha.
Bagaje - riqueza
gestual
La necesidad que plantea la escalada en bloque a este
nivel no es tan alta (exceptuando el alto nivel obviamente
que se precisa en las competiciones, para efectuar el
menor número de intentos a cada bloque), dado que
el poder probar muchas veces todos o casi todos los
movimientos siempre, facilita la búsqueda de la solución
perfecta a cada problema.
En la escalada de vías, sin embargo, se requiere una alta
capacidad cognitiva en forma de “base de movimientos” sobre
los que apoyarse a la hora de acometer una vía, sobre todo si
es a vista y con las chapas “alegres”, lo que dificulta el número
de intentos posibles para hallar la secuencia correcta (o más
acertada) a cada tramo de la vía.
Mosquetoneo No existe. La seguridad del escalador está en manos
(nunca mejor dicho) de sus compañeros porteros y de la
estratégica colocación de las colchonetas. No se pierde
tiempo por tanto en asegurarse al chapar. Sólo se escala.
Es una parte muy importante de la escalada que se debe llegar
a automatizar, pues siempre es igual, aunque en distintas
situaciones y posiciones corporales. Rompe el ritmo de escalada
y es un elemento claro diferenciador de ambas disciplinas.
TÁCTICO Visualización Fuera del ámbito de la competición es una ayuda que
permitirá ahorrar pegues en los proyectos. Es importante
su trabajo pero no llega al nivel ni a la complejidad que
requiere su trabajo en las vías.
Crucial elemento táctico, no sólo como elemento de seguridad (al
“asegurar” los movimientos de entrada a la vía), sino como algo
fundamental para imaginar por donde discurre el itinerario, bien
desde el suelo o una vez que se está escalando, reinterpretando
lo previamente observado y buscando así nuevas soluciones
conforme se avanza.
Decisión –
anticipación –
improvisación
Exceptuando el caso de movimientos dinámicos o
lanzamientos, en los que haya que “decidir” cuándo
hacer el gesto apropiado, este elemento no tiene mucha
relevancia en el bloque (quitando los intentos a vista).
Factor de influencia capital en el rendimiento. La toma de
decisiones que se hace al escalar una vía, y previamente a la
acción, es clave para negociar con éxito la ascensión, de forma
que se cuente con un plan previo de ataque, que permita ir
anticipando las secuencias posteriores y, dado el caso, improvisar
soluciones diferentes a las previstas por distintas circunstancias
que pueden darse.
Memorización –
Automatización
Elemento clave para reducir el número de intentos a
un problema dado. Contra antes se memoricen los
movimientos (algo fácil, pues no son muchos) y se
automaticen, con mayor velocidad y precisión se podrán
ejecutar, maximizando las posibilidades de éxito.
Nos sitúa en el terreno de las vías al ensayo. El correcto trabajo
sobre la memorización de pies, manos, reposos, chapajes, etc…
permitirá automatizar más rápido los movimientos de la vía y, a
partir de allí, poder ejecutarlos de forma más rápida, sin pensar
(a veces casi sin mirar…).
Ritmo Factor condicionado por la velocidad de acople de las
manos sobre las presas o del tiempo que se tarde en
hacerles la fuerza necesaria como para moverse sobre
ellas. Suele ser menor que en las vías, por la dificultad
intrínseca que suele conllevar cada agarre y los
complejos y precisos movimientos que se requieren.
Al igual que en los bloques, se debe buscar un desplazamiento
lo más rápido posible, lo que posibilita tiempos de contacto más
cortos y, por ende, menor fatiga local. Este elemento es más fácil
de desarrollar en las vías, donde los pasos, de forma aislada, son
menos duros que en los bloques, permitiendo una mayor rapidez
de acople y movimiento sobre las presas, al alcanzar antes la
fuerza necesaria para comenzar con ese proceso.
PSICOLÓGICO Caída o
ansiedad por
caer
Pese a lo que pueda parecer, escalar “pequeños” tochos
de piedra sin cuerda, algo que parece aleja del peligro por
la minimización de la magnitud de lo que se lleva entre
manos, es más peligroso objetivamente que escalar con
cuerda (ya que siempre hay un impacto cuando se cae
que lo para el propio cuerpo) y, curiosamente, el miedo
a caer parece contrariamente que se reduce en muchos
asiduos que “cuelgan” su cuerda. ¿Estará por tanto más
relacionado su miedo con la altura o con otro tipo de
cuestiones distintas a la propia caída?
La mente del ser humano no está concebida como la del pájaro,
para el vuelo “sin motor”, situación de la que intenta escapar con
diversas estrategias (de afrontamiento y control – más eficaces
–, o de huída y descontrol – lo limitante –). Acostumbrar a la
mente al descontrol que supone caer, y hacer de este proceso
algo controlado y, más aun, un recurso a disponibilidad del
escalador que le permita acabar con situaciones que no tienen
más solución, es un camino precioso de autodescubrimiento y
crecimiento personal que, de no recorrer, limita en gran medida
el rendimiento alcanzable.
Comodidad – nº
de pegues
Probar cada movimiento del problema desde el suelo, o
sin tener que hacer toda la secuencia anterior completa,
es una gran ventaja que facilita el rendimiento en los
bloques, sobre todo por el ahorro tanto energético como
mental de tener que llegar de nuevo hasta allí (o destrepar
o volar de nuevo) para probar cada secuencia…
En este cuadro encontramos lo antagonista del adyacente;
por tanto, sin más explicación, sólo resta añadir que lo que en
un bloque podemos probar y ensayar en un día, en una vía
tardaríamos 3, 4 o 5 día jornadas de trabajo para llegar al mismo
punto de ensayo y automatización. Mentalmente, por tanto, es
más duro esto último, ¿verdad?


EL PEZ QUE SE MUERDE LA COLA….TODO ERA ESCALAR, ¿NO?

La consecuencia que se extrae del análisis anterior es que si se quiere potenciar el rendimiento en la escalada con cuerda o sobre bloques, se deberá priorizar en principio (luego se verá por qué no siempre) la carga relativa referente a todos y cada uno de los componentes que más se acerquen a la especialidad elegida. Por tanto, aunque ambas disciplinas tienen como base la escalada libre, los elementos que los diferencian hacen que los factores limitantes del rendimiento sean distintos y, por ende, se deban entrenar de forma diferente.

La escalada en bloque se configura como una disciplina donde los elementos que inciden sobre el ámbito físico adquieren gran relevancia, sobre todo por cuanto afectan a los de orden técnico (desde la mera y simple posibilidad de ejecución de los movimientos, hasta el ritmo ó la velocidad conque se pueden llegan a ejecutar, por ejemplo); se aprecia también como el tipo de esfuerzo que implica es muy concreto y delimitado en el tiempo (exceptuando las travesías, más cercanas a los requerimientos físicos que supone escalar una vía, por el tiempo de ejecución total principalmente), y que los componentes tácticos tienen un menor peso específico, pues el poder tocar las presas del bloque con los pies todavía en el suelo (en todo o en parte del mismo), y el probar los movimientos de forma analítica sin fatiga previa, minimizan la importancia de elementos como la visualización, memorización ó anticipación, en comparación con las vías; por último, en cuanto al componente psicológico, parece que el elemento anterior atenúa la presión o ansiedad que se puede encontrar en una vía donde no se pueden probar los pasos cómodamente una y mil veces, sin contar conque el factor de estar más cerca del suelo (aunque esto no ocurre cuando se escalan bloques altos) “aligera” en muchos casos el “peso” que añade el miedo a caer, pese a que casi siempre es más peligroso (objetivamente) un bloque que una vía, pues si se cae, el impacto (mayor o atenuado por crash-pads y compañeros) es seguro.

Resumiendo un poco lo anterior, son los componentes físico-técnicos por tanto, los que tienen mayor importancia en el rendimiento en el bloque, algo “peligroso” si no se sabe administrar convenientemente, dado que un desarrollo de las cualidades físicas de las que depende realmente el resultado final en este tipo de escalada, puede ocasionar un “prototipo” de escalador que resuelva todo a base del elemento primordial, la fuerza, limitándose a si mismo en gran medida en aquellos bloques que no sean tan físicos. Ya se ha comentado en otras ocasiones, desde que se iniciase esta serie de artículos dedicados al entrenamiento de escalada, la importancia de procurarse un desarrollo armónico en cuanto a todos los factores que influyen en el rendimiento, sea la disciplina que sea (vías, bloque..). En este sentido, enfocar el entrenamiento con una orientación basada en la potenciación de las cualidades físicas determinantes del rendimiento, sobre otra que incida más en elementos de mejora técnica, tan sólo tendrá sentido cuando el nivel técnico del escalador alcance cotas de desarrollo relativo, respecto a su máximo alcanzable, muy elevadas (algo difícil de saber en muchas ocasiones, pues depende de elementos tan variables como la edad de inicio de la práctica, la edad actual, el entrenamiento anterior llevado a cabo…); quizás un criterio más práctico para orientar el entrenamiento sea el valorar, sobre uno o varios proyectos en el límite actual de un sujeto, si se está fracasando por elementos puramente físicos o por, simplemente, fallos técnicos o de interpretación de los movimientos del bloque.

Dicho lo anterior, se deberá focalizar u orientar el entrenamiento para la mejora de los principales aspectos limitantes que, como siempre, dependerán del criterio de quien evalúe la situación y al escalador, ajustando la planificación, en cualquier caso, a las circunstancias concretas del mismo (objetivos, tiempo real disponible, etc). Con todo, el entrenamiento para la escalada en bloque debería tener en cuenta el conjunto de características citadas en el Cuadro 2.

CUADRO 2

  • El desarrollo de los elementos físicos por delante de los técnicos con demasiada precocidad, limitarán en gran medida el rendimiento máximo final alcanzable por el escalador. Invertir tiempo en la mejora técnica, incluso en niveles elevados de rendimiento, debería ser el pilar sobre el que asentase el rendimiento de esta disciplina.
  • El factor de rendimiento físico fundamental, como en la escalada de vías, será la fuerza de agarre, ya que si no se es capaz de agarrar las presas del bloque, difícilmente se podrá progresar por él. En base a esto, se debe trabajar para la potenciación de la misma en base a las orientaciones aportadas en el Cuaderno Técnico 46, “La fuerza de contacto”, buscando la máxima eficiencia de agarre y la expresión de una curva Fuerza de agarre- Velocidad lo más pronunciada posible, esto es, llegar a manifestar la máxima fuerza posible, en multitud de agarres distintos, en el menor tiempo, ya que sobre presas que representen el límite personal no sólo será necesario para llegar a quedarse de ellas, sino también para economizar energía al poder moverse lo antes posible desde las mismas.
  • En cuanto a la fuerza de tracción, se ha visto como habrá bloques que, tanto en un extremo como en otro, exijan la máxima expresión de fuerza o bien explosiva o bien de bloqueo (isométrica). En este sentido, priorizar el entrenamiento con orientaciones hacia la fuerza isométrica máxima de bloqueo y hacia la fuerza explosiva, sobre otras de corte más energético, sería lo más recomendable. Para ello, consultar las aportaciones realizadas en el Cuaderno Técnico 43 “La fuerza de tracción” y “La fuerza de bloqueo”.
  • Evidentemente, el porcentaje de trabajo de escalada en bloque será superior al de cualquier otro contenido, tanto en roca (si es en este terreno el objetivo) como en resina (para un mejor control de las intensidades y de forma prioritaria si el objetivo es la competición).
  • TRANSFERENCIAS O EL PORQUÉ DE LO ¿“IMPOSIBLE”?

    Recordemos aquel ejemplo expuesto al inicio del artículo sobre aquellos “seres” capaces de blocar y encadenar lo más extremo en dificultad del planeta. ¿Qué hacen o qué tienen además de cualidades genéticas para ello?

    La respuesta va un poco más allá de esa obviedad, y se adentra en el análisis de los ámbitos que inciden en el rendimiento de las disciplinas analizadas. Se ha podido observar a lo largo del artículo cuales son los elementos, comunes a ambas, que inciden en el rendimiento de una y otra. No son cosas distintas, pues en ambos casos se trata de escalar en libre, pero a la vez hay una gran diferencia (a parte de la que impone el material), y es la intensidad a la que se hace.

    La intensidad del bloque es máxima, y en esto influye tanto el tipo de movimientos que requiere, como las presas sobre las que se ejecuta, rácanas en canto y de difícil dominio; pero las vías no exigen nunca intensidades tan elevadas como las que se pueden encontrar en los bloques. Sin embargo, hay que darse cuenta de algo fundamental, y es que esos escaladores capaces de rendir al límite en ambas disciplinas no lo hacen nunca en ambas a la vez, es decir, pueden estar durante un periodo a un altísimo nivel en una especialidad y, al cabo del tiempo, tras un periodo de adaptación consecuente con la magnitud del problema que lleven entre manos, volver a rendir al máximo en la otra.

    ¿Y cómo? Pues gracias a la potenciación de los elementos menos necesarios en una especialidad pero si determinantes del rendimiento en la otra.

    El asiduo del bloque cuenta con una técnica muy trabajada y un nivel físico adecuado a esfuerzos de alta intensidad y corta duración. Estos elementos van a tener una transferencia muy positiva de cara a la escalada en las vías, en las que deberá centrarse en potenciar tres aspectos fundamentales:

  • Trabajo psicológico para acostumbrarse a la cuerda, a volar sin preocuparse de este elemento, a la altura y a trabajar las vías con este condicionante (más incómodo).
  • Trabajo táctico para memorizar más movimientos, visualizar secuencias más largas y con distintas soluciones, corregir errores sobre la marcha, chapar y escalar a ritmo elevado…
  • Trabajo físico enfocado hacia la optimización energética de los esfuerzos, esto es, hacia la mejora de la resistencia específica que le van a exigir las vías que va a probar. En este sentido, tiene una buena “ventaja” potencial, pues existe una transferencia positiva para este trabajo, dado que al estar acostumbrado a escalar en condiciones de mayor intensidad, cada aprehensión realizada sobre las presas de las vías van a suponerle una intensidad relativa mucho menor a la que está acostumbrado. Por tanto, va a reclutar menos fibras de su antebrazo para realizar cada agarre, lo que va a permitir un trabajo con una menor oclusión vascular local que va a beneficiar la reposición constante, más frecuente y con mayor facilidad de nutrientes en la zona para la continuación del esfuerzo por más tiempo. En este sentido, todo el trabajo para potenciar la vascularización de la zona (primero) y para tolerar mayores cantidades de lactato local (segundo), será muy beneficioso. La consecuencia de estos trabajos se asienta sobre una mejora de orden enzimático en la musculatura afectada, aunque la gran diferencia se marca en el ámbito vascular, por el carácter favorecedor que tiene, a nivel local, trabajar con un menor reclutamiento fibrilar en cada agarre.

    En el sentido opuesto, el escalador habitual de vías tendrá un gran camino ganado en cuanto a la adaptación táctica y psicológica a la especialidad del bloque, pero deberá incidir en potenciar su nivel de ejecución técnica y la capacidad de trabajo de alta intensidad.

    Quizás, si se ha trabajado durante mucho tiempo y/o desde un principio en una sola dirección, tenga más problemas el escalador de vías para pasar al bloque que al contrario, por la adaptación mio-metabólica local que le “afecta” y que beneficia la producción de energía en gran cantidad pero a menor velocidad que la que se precisa para esfuerzos extremos de alta intensidad, pues no habría suficientes fibras (rápidas o FT) adaptadas para ello. En sentido opuesto, del bloque a las vías, se intuye más fácil el proceso de adaptación por los motivos antes explicados, en tanto en cuanto el factor limitante en las vías (a nivel físico-energético), es sobre todo por la incidencia de la compresión vascular, con la afectación consecuente que produce a nivel metabólico.

    Se observa por tanto que, aunque “todo sea escalar”, existen importantes diferencias entre las disciplinas analizadas que pueden decantar la balanza de los intereses personales, quizás, hacia la práctica de una sola de ellas (por poseer mejores cualidades para alguna, por ejemplo), ó hacia el aprovechamiento de una práctica en beneficio de la otra, de modo que se utilicen esas transferencias para potenciar aquellos aspectos en los que más se deba incidir de cara a la optimización del rendimiento en uno u otro sentido.

    En siguientes artículos se profundizará en los aspectos más específicos del entrenamiento del bloque y las adaptaciones a medio y largo plazo que produce.


    Blocando en Targassonne


    También encontramos bloques en las vías, como en la entrada de este 8b+ de 40 metros en Alquezar

    Javi Fernández en Albarracín, meca del bloque nacional e internacional

    Entrenando bloque en resina como parte de la preparación para las vías

    Talones, empeines, romos y tensión corporal en una imagen que define el BLOQUE.

    La temperatura, factor determinante para gestionar presas romas o pequeñas

  • Artículos más recientes

    Comentarios

    Para introducir un comentario debes identificarte en Barrabes.com. Haz click aquí para identificarte.
    No existen comentarios para este artículo.