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Chulilla Experience. 570 metros, A3+/V+, apertura para Pelut y Pastor

Big Wall horizontal

Abriendo Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Abriendo Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

El pasado mes de diciembre, David Palmada “Pelut” y Álex Pastor “el Negre”, abrieron una vía muy especial en Chulilla, Valencia.

La ruta, bautizada como Chulilla Experience, es un Big Wall de 570m y 18 largos, A3+/V+, abierto en 7 días en la pared sin bajar al suelo en ningún momento, con una especial característica: es en su totalidad una travesía horizontal. “Unos días mágicos soñando en transversal”, los define Pelut.

La han abierto siguiendo la esencia de “Las Reglas del Juego”, la legendaria vía que en el mismo lugar, en “la pared de enfrente”, abrieron en los años 80 Vicente Cervera y Jesús García.

Una escalada muy especial, para la que han tenido que cargar 5 petates, con el complejo juego que eso supone para su movimiento en horizontal. Un movimiento que, además, impide jumarear al segundo...una serie de factores que hacen diferente esta aventura.

Nos lo cuenta Pelut:

Chulilla Experience
Chulilla Experience

CHULILLA EXPERIENCE


Aproximación cero, roca increíble, ambiente y paisaje inmejorables, temperatura espectacular y 500mts de roca virgen…eso si ¡¡todo en transversal!! Nada es perfecto…

Chulilla es actualmente un paraíso frecuentado por escaladores de todo el mundo buscando la calidad de sus vías y el buen clima reinante en el país. Allí, entre kilómetros y kilómetros de paredes, se esconden grandes aventuras aún por surgir, solo hace falta saber encontrar la tuya.

Yo lo tuve claro: un mini mundo de desconexión con la realidad donde solo tú impones tus propias leyes. Las paredes no son muy altas…pero si muy largas, ¿entonces… por qué no proponer otro tipo de juego? Un juego en horizontal.

Un juego que no es nuevo: ya en los años 80 los escaladores locales Vicente Cervera y Jesús García se anticiparon a sus tiempos abriendo, también en Chulilla, “Las reglas del juego”, una grandiosa travesía a no más de 50mts del suelo, proponiendo repetirla de principio a fin sin bajarse y sin ayuda externa. Esas fueron sus reglas, unas reglas que seguí a rajatabla en la repetición que de la misma hice en 4 días hice junto a mi colega Javier Balaga el “Maño”, respetando al máximo el sector y sus gentes; un pedazo de itinerario súper disfrutón y que se sale de lo habitual.

Los tiempos han cambiado, pero no la esencia y la aventura. Así que siguiendo ese espíritu nos propusimos una apertura en total autonomía de principio a fin, sin bajar para nada al suelo (que, como mucho, está a 70 metros). Unas reglas que no importan a nadie más que a ti mismo, para motivarte a luchar por el objetivo marcado y disfrutar de un Big Wall digno de las mejores paredes del mundo.

La Pared del Refu, Chulilla. Foto: Pelut/Pastor
La Pared del Refu, Chulilla. Foto: Pelut/Pastor

Desde el pueblo de Chulilla lo que más llama la atención son las dos enormes paredes que forman el gran cañón por el cual transita el río Turia. La pared de la izquierda es conocida como “la pared de enfrente” y la de la derecha como “la pared del refu”.

Y es exactamente en esta pared, la del Refu, en donde mi amigo y compañero Álex Pastor “el Negre” y yo hemos llevado a cabo nuestro particular y curioso Big Wall en transversal que, a diferencia de lo que ocurre en “Las Reglas del Juego” -situada en la "Pared de enfrente"- va de izquierda a derecha, siendo más fácil para el que monta que para el que desmonta.

La pared gira y se interna en el cañón, en donde se encuentran fuera de la vista los 8 1ºs largos
La pared gira y se interna en el cañón, en donde se encuentran fuera de la vista los 8 1ºs largos

En este tipo de movidas horizontales hay unas cuantas cosas a tener en cuenta, y la principal es que, mientras que en un Big Wall convencional el segundo puede jumarear, aquí ambos componentes de la cordada tienen que escalar, con la pérdida de tiempo que esto supone.

Pero no es el único inconveniente: el petateo es mucho más complejo. Nosotros llevamos 5 “cerditos” (así llamamos los bigwaleros a nuestros siempre queridos y pesados petates), y esto nos supuso perder más de 2 horas en cada reunión, tras complejas y muy definidas maniobras de enorme desgaste, en las que la comunicación entre escaladores para evitar enganches y liadas varias es fundamental. Y es que no es lo mismo transportar en horizontal que izar en vertical...

Chulilla Experience: en la hamaca con los 5 petates. Foto: Pelut/Pastor
Chulilla Experience: en la hamaca con los 5 petates. Foto: Pelut/Pastor

Ahora bien: esto en parte se compensa por su corta aproximación: 1 minuto de ida y otro de retorno. Hay que decir que de lo más horribles del Big Wall es transportar todo el material al pie de pared, y aquí eso se reduce a nada. Además por si fuera poco a la vía se accede rapelando, ¿que más se puede pedir?

Una de las partes más fascinantes de estas movidas es, sin duda, la de preparar toda el material con antelación. Cuando se repite una ruta se tiene el comodín de la topo, que da un dato tan importante como el material necesario. Pero cuando se pretende abrir una vía en este estilo, no se tiene ni idea de lo que va a hacer falta. Y os aseguro que no hay cosa peor que, cuando estás todo poseído escalando el largo de tu vida, pedirle a tu compañero más universales y que su respuesta sea “solo quedan uves”. Ahí se corta todo el flow, y dejas de disfrutar para pasar a modo ahorro y modo invento: saco un clavo de aquí, lo pongo más allá, etc.

Lo fácil es hacer un cálculo aproximado de lo que crees que vas a necesitar e intentar afinar al máximo...pero nosotros ese término medio no lo conocemos. Nos llevamos todos los clavos habidos y por haber, y así no hubo ni un solo largo en el que se rompiera la magia y el flow por culpa del material.

Pero eso sí: a la hora de petatear...¡¡¡joder cómo pesaban los cerdos!! Nada es perfecto.

Clavos en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Clavos en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

Y finalmente llegó el día. Después de hacer un cálculo aproximado para 8 días de estancia en pared y repartir el peso entre nuestros 5 queridos cerditos, estábamos listos para iniciar un viaje con una única salida posible: una salida directa al parquin del pueblo, justo donde termina la pared. Ese es nuestro objetivo, de izquierda a derecha sin mirar atrás.

La vía empieza con un rápel de 35 metros justo a la izquierda del mirador que hay arriba en la pared, así que una vez aposentados en la 1 reunión con los 200 kilos de material, comenzamos a gozar de la calidad de la línea, una enorme falla que cruza toda la pared justo por su centro. Ese es el camino que nosotros queremos seguir.

Chulilla Experience. foto: Pelut/Pastor
Chulilla Experience. foto: Pelut/Pastor

Manos a la obra y clavo tras clavo empezamos a disfrutar de una escalada estética y no muy complicada, ya que los clavos quedan – como solemos decir en nuestro idioma coloquial - “a caldo”. Pero claro: cuánto más fácil es el largo más fuertes quedan los clavos, lo cual para mí como escalador de punta me va genial, pero no tanto para el pobre Álex que viene detrás dándose el currazo de la muerte. Porque os puedo asegurar que, cuando me pongo a pitonar, me pongo…

Pelut, ganchos y plomos en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Pelut, ganchos y plomos en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

Álex Pastor en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Álex Pastor en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

Conforme pasan los días el grado de calentamiento y confianza sube de nivel, y cada vez vas más “guay y con más flow” centrándote más en avanzar que en pitonar a “caldo ”, facilitándole un poco el trabajo al coleguilla. Es en ese punto cuando de vez en cuando se sale algún clavillo dándole un ligero revolcón a mi colega, con el seguido grito de “¿¿estás biennnn??”

David Palmada, Pelut, en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
David Palmada, Pelut, en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

La sensación que da el valle es de plenitud y grandeza, dándole ambientazo al tema. Os puedo asegurar que para nada tienes la sensación de estar cerca del suelo, pues la profundidad de la que sales y la enorme longitud de la pared hacen que tengas todo el rato la mirada puesta a la lejanía y si nos ponemos a comparar cuando estamos escalando una pared vertical estamos todo el rato mirando hacia arriba, así que más o menos viene a ser lo mismo.

Otra de las reglas que nos marcamos antes de empezar el viaje era la de no poner expansivos en los largos, solo un par o tres de anclajes en las reuniones que los necesiten. Así el juego es un poco más interesante.

Pelut y Álex Pastor en la hamaca en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Pelut y Álex Pastor en la hamaca en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

La línea no deja de sorprenderte largo tras largo, hay momentos que puedes estar empezando a entrar en zona critica de exposición o compromiso y de repente encuentras esa rayita, ese clavadero que te salva la vida. Realmente es una gozada, se me hace muy difícil intentar expresar todas esas sensaciones vividas en esos días de estancia en pared, porque es más fácil escribir sobre un largo chungo que sobre un largo fácil y disfrutón. Lo que sí puedo explicar son largos concretos, momentos y anécdotas vividas.

Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

La pared tiene unas partes claras muy destacables, como el gran techo, donde montamos una reunión sin expansivos y gozamos de un increíble vivac protegidos de todo, acurrucaditos en un rinconcito disfrutando de una increíble lluvia de estrellas, porque eso sí, los días que hemos tenido han sido completamente primaverales.

La sensación de mirar al horizonte y ver que la fisura nunca acaba es algo que te gusta y al mismo tiempo te preocupa, por saber si serás capaz de terminar el objetivo que te has marcado, pues para nada quiero tener que bajarme sin haber terminado la vía. La pared va haciendo entradas y salidas que a veces te impiden ver “más allá”, y eso le da un toque místico porque a veces no sabes exactamente en que punto de la pared te encuentras, hasta que llegas al “ojo del cíclope”, un gigantesco arco fisura.

Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

La idea era escalarlo, pero una vez debajo lo que en la foto se veía “brutal” en la realidad ya no lo era tanto...y tuvimos un regalito de la naturaleza que nos hizo cambiar la idea: un enorme puente de roca que desde el suelo casi no se ve, pero una vez colgados es un pecado no ir a pasar por él: imaginaros si es grande que lo bautizamos como Golden gate…además es un paso obligatorio que forma parte del puzzle para seguir encontrando la sección correcta de pasos. Brutal.

Golden Gate, en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Golden Gate, en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

La pared la podemos diferenciar en dos zonas bien marcadas, la zona de la oscuridad y zona de la luz. Dentro del cañón apenas da el sol, pero una vez giras la esquina empiezas a gozar de un solete que a las 12 del medio día ya te recarga las pilas.

Los días van pasando y nos sentimos nómadas de pared, ya que nunca dormimos en la misma reunión. Esto evita la monotonía, pero nos obliga a levantar cada día nuestro campo base. El cansancio se va notando, pero la motivación no decae, y pillamos tal punto que uno de los días aprovechando la magnífica noche me dio por abrir un largo nocturno, bajo la calma de las estrellas. Lo normal era que Álex acabara siempre el desmontando el ultimo largo escalando de noche, así que ese día me solidaricé con él y mientras el descansaba en la reunión yo hacía “faeneta” que decía él…

Es increíble como la pared te va enseñando el camino a seguir, dándote pistas, indicios de cuál será la mejor ruta. Mirando bien, acabas encontrando la conexión para superar algún largo que parecía inescalable a primera vista. El nivel de vibración aumenta en estos tramos chungos: algún paso de de gancho, algún plomito...son momentos en los que si falla alguna pieza del puzzle el arrastrón puede acabar en mal puerto. La vía esconde alguna caída mala, y alguna sección de grandes bloques en donde la precisión con el martillo es vital si no quieres acabar sepultado. Largos que dan emoción a una vía generalmente disfrutona.

Tirando de ganchos en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Tirando de ganchos en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

Son esos momentos en la vida a los que por más que intentes buscarle una explicación no la encuentras. Simplemente hay que dejarse llevar por las ganas de aventura y motivación del momento,siempre siendo respetuosos y coherentes con lo que hacemos. Es lo bonito de nuestro deporte: el poder crear líneas visionarias que simplemente están allí, esperando ser escaladas.

Aunque la verdad es que, si se mira fríamente, hace falta estar muy motivado y con ganas para algo así. A grosso modo, a una media de 30 clavos por los 18 largos, tuvimos que poner y sacar 540 clavos, que a unos 30 golpes por clavo hacen 16.200 golpes de martillo. Por no hablar del petateo: 18 largos por 5 petates hacen 90 petateos en horizontal.

Por eso, aunque parece una vía un tanto frikie, os puedo asegurar que no tiene nada que envidiar a cualquier Big Wall de envergadura. Cada día va aumentando el cansancio y la sensación de “destrucción”. Una vía dura y exigente tanto en lo físico como en el desgaste mental, que hacen que vaya cobrando más intensidad y vida muchos días después de su realización, cuando te haces plenamente consciente de lo que has escalado y como lo has escalado.

Pelut en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Pelut en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

Todo en esta vida se acaba, y de repente, el séptimo día de estancia en pared llego a la última reunión, desde donde ya veo la salida clara hacia el parking…infinidad de líneas paralelas son las que podríamos haber cogido pero la nuestra es la que nos lleva directamente a donde queríamos terminar.

Unos días mágicos soñando en transversal. Dicen que un loco con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa. Así que ahora solo falta que, si te has motivado leyendo esto, cargues tus cerditos y te vayas de viaje transversal. CHULILLA EXPERIENCE no os dejara indiferentes.

Gracias a Nacho y Marta, Pedro y Nuria y a mi colega Vicente Cervera “el Presi”, todos locales de Chulilla, gente genial...¡¡¡gasssss!!!

Bote de firmas, Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
Bote de firmas, Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

Chulilla Experience


  • David Palmada “Pelut" y Álex Pastor “el Negre”.
  • 570 metros de recorrido
  • 18 largos
  • Material necesario para la repetición: 40 clavos variados, (sobre todo universales y extraplanos), 4 bongs, algún plátano, clavos cortos y finitos, 1 juego de ganchos, maderitas, cordinos varios (aconsejables de kevlar), 2 juegos de tótems, 1 juego de aliens, camalots 1, 2 y 3, guindola, 4 plaquetas recuperables, 10 plomos.
  • Calcular unos 5 días para una repetición de una cordada rápida.
  • La vía empieza con un rápel a unos 50mts del mirador que hay arriba en la pared, una cadena de descuelgue marca el lugar.
  • David Palmada y Álex Pastor en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor
    David Palmada y Álex Pastor en Chulilla Experience. Foto: Pelut/Pastor

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