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Video: Tom Hornbein, 1963; apertura de la ruta por la arista oeste del Everest; un gran hito del himalayismo

En 1963, Tom Hornbein y Willi Unsoled hicieron historia: en la 4ª expedición con cumbre en Everest, abrieron en estilo semi-alpino una de las rutas mas técnicas al techo del mundo. Recupera su memoria este video del American Alpine Club.

El American Alpine Club está editando una serie de videos poniendo en valor su legado, “un video-tributo a quienes hicieron que el alpinismo y la escalada sea hoy lo que es”.

Esta semana es el turno de Tom Hornbein quien, a sus 90 años, explica lo acontecido hace 57 años, cuando, en la 4ª expedición que hacia cima en el Everest, rompió junto a Willi Unsoled todos los límites, abriendo una nueva vía muy técnica y ya legendaria en un estilo precursor del alpino. Además, realizaron la 1ª travesía de la montaña de la historia, al descender por la cara sur.

Para muchos, por la época, por el estilo, por ser en la montaña mas alta del mundo, por lo que supuso como pionera de lo que sería el futuro estilo alpino en el Himalaya, la escalada de Tom Hornbein y Willi Unsoeld al Everest en 1963 a través de la arista oeste y el corredor Horbeirn (evidentemente bautizado así en su honor posteriormente) es el mayor hito en la historia del alpinismo estadounidense, y la base del alpinismo moderno a gran altura, rápido y ligero, en el que la forma de alcanzar la cumbre, y el lugar por el que se asciende, son mas importantes que la cumbre en si misma.

Por situar la escalada: en el año 1963 el monte Everest, Sagarmatha, solo había sido ascendido por 3 expediciones: la británica de 1953, con Tenzing y Hillary, la suiza de 1956, y la china de 1960. Todas ellas habían seguido la ruta original de la cara sur excepto la china, que había abierto la ruta de la cara norte tibetana en su camino a cima.

Hasta ese momento las expediciones eran algo muy pesado, con innumerables medios y personas. Y en realidad así era también el estilo de los estadounidenses en 1963: sherpas, aperturas de la cascada del Khumbu y la pared del Lhotse con cuerdas fijas, hasta que Jim Whittaker y Nawang Gombu hollaron la cumbre el 1 de mayo.

Sin embargo, desde antes de partir, dos grandes alpinistas de la expedición, especialistas también en escalada en roca, tenían otro proyecto en mente: intentar escalar la arista oeste. Efectivamente, eran Tom Hornbein y Willi Unsoeld.

Eran conscientes de que su plan era secundario al resto de expedición. Pero, una vez que Whittaker y Gombu consiguieron el objetivo general, y la 4ª cumbre histórica, vieron la oportunidad de realizarlo, y contaron con el apoyo general.

Había varios problemas. No había referencias sobre la zona; ambos se basaron en una mala copia de una foto de comienzos de los años 50 tirada desde un avión de la fuerza aérea india. Y, si como habían previsto, cruzaban de vertiente a determinada altura para buscar el hilillo de nieve que se intuía en la foto (y que resultó ser el corredor), entraban en territorio bajo dominio chino, totalmente cerrado en ese momento a extranjeros.

Pero decidieron que merecía la pena. Con respecto a la entrada en territorio chino, pensaron que allí arriba no había nadie para detenerles. Y lo demás, era incertidumbre pura, lo que para ellos era la esencia del alpinismo. Así que acompañados por los estadounidenses Auten y Corbet y por 4 sherpas, fueron avanzando.

La noche del 16 al 17 de mayo una gran borrasca con vientos huracanados les sorprendió en su precario campo IV, ya por encima de los 7.000m. Eran dos tiendas unidas entre ellas por cuerdas, en las que se refugiaban los 8 alpinistas. El viento destrozó y arrancó una, y Auten, Corbet y los 4 sherpas fueron arrastrados hacia el abismo; en el último momento, un remolino de nieve los detuvo, devolviéndolos hacia arriba.

Si ya de por sí el ataque era enormemente ligero y precario para la época, a partir de allí, con el campo 4 destrozado, parecía que solo quedaba descender. Pero tras 2 días de descanso, continuaron el ascenso y, ya solos Hornbein y Unsoeld, instalaron su tienda en una mini repisa de menos de 3 metros por 50 centímetros de ancho a 8.300m.

Escalando ya totalmente en alpino (el resto de subida, a pesar de contar con ayuda, definitivamente no puede considerarse como una expedición pesada de la época, estando a medio camino entre el estilo alpino y el expedicionario), y por terreno muy complejo técnicamente y desconocido, con dificultades apenas asegurables de IV grado en roca y 60º en nieve y hielo, con Hornbein liderando en el corredor, y tras sufrir numerosas vicisitudes, conseguían alcanzar la cumbre el 22 de mayo a las 18:55 horas.

Era tarde, pero podían esperar ayuda. Mientras ellos subían por la arista oeste, sus compañeros Barry Bishop y Luther Jerstad avanzaban por la vía normal de la cara Sur. Su objetivo era encontrarse en cumbre. Pero llegaron antes a cumbre, y al no ver rastro de la otra cordada, comenzaron el descenso. Era ya de noche cuando, en pleno descenso, a una altura de 8.650m, volvieron la vista a cima y vieron el débil resplandor de una linterna.

Esperaron a sus compañeros, que descendían sin oxígeno (a los dos grupos se les había acabado en cumbre) y sin luz, tras agotar la batería de la linterna. 2 horas después, y siguiendo como pudieron sus huellas, llegaron al lugar en el que se encontraban Bishop y Jerstad a las 21:30 horas.

Quedaba una larga noche por delante. Intentaron descender, pero era demasiado peligroso a oscuras. Así que, por encima de los 8.500m, los 4 se acurrucaron como pudieron para afrontar, sin sacos ni tiendas ni oxígeno, un vivac en el techo del mundo.

El vivac podía haber sido fatal si el tiempo hubiera cambiado y se hubiera levantado viento. Sobrevivieron, y el día 24 de mayo llegaban todos al campo base, con variadas congelaciones que dejaron mas o menos secuelas a los implicados. Curiosamente, Hornbein resultó ileso.

De esta forma se conseguía la primera travesía del monte Everest, se ponían los primeros pasos en el estilo alpino que aún tardaría años en evolucionar, y se abría una de las rutas mas complejas a la cumbre del techo del mundo; desde entonces, 60 expediciones han vuelto a intentarlo, y en 6 ocasiones lo han logrado. Tantas como personas han muerto en el intento.

Tom Hornbein, Everest 1963. Foto: American Alpine Club
Tom Hornbein, Everest 1963. Foto: American Alpine Club

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