Simone Moro y su equipo ya están en el Nanga Parbat a por la 1ª escalada invernal. 1ª crónica

“Todo ha sido muy rápido. Partimos del aeropuerto de Milan Malpensa la tarde del 27 de diciembre y tan solo 3 días y medio después estábamos en el campo base del Nanga Parbat."

Fotos: The North Face/D. Göttler
Texto: The North Face/EmilioPrevitali.com


Esta es la primera crónica que envían desde el Nanga Parbat. Sin embargo, desde la misma ya han trabajado en la montaña, y han dormido una noche en el campo 1, a 5.100m, unos 1.500m por encima del campo base de Lattabo. David Göttler y Simone Moro establecieron el campo 1 el 6 de enero, y tras dormir, descendieron de nuevo al base avanzado.

“Una vez que llegamos a Islamabad recogimos nuestro cargo y partimos hacia Chilas al día siguiente. Conducir a través de la Karakorum Highway ya es toda una aventura en si mismo. Para los alpinistas, sin embargo, las cosas son algo diferentes: es como lo que ocurre con una bombilla y un interruptor. Cuando entramos en una habitación oscura y encendemos la luz, nuestros ojos instintivamente miran hacia el techo. Tendemos a ignorar a todos esos electrones fluyendo a través de los cables, las cajas, etc. Toda esa energía está condensada en un solo click. Eso es lo que ocurre a los montañeros que llegan a Islamabad: nuestra mirada está en Tarashing. Es la luz que buscamos. Allí está la verdadera aventura.


Después de 2 días en jeep, con militares armados custodiándonos, llevamos al valle de Rupal. Los locales nos dieron una calurosa bienvenida. Somos los primeros extranjeros que llegan después del ataque terrorista de la vertiente de Diamir del año pasado. Significamos trabajo para ellos. Somos una inversión en el futuro del turismo en la región. Somos una apuesta que tiene que ser ganada.

Las autoridades locales han reforzado la seguridad a la entrada del valle, el único acceso al campo base, y va a estar permanente vigilado por 10 militares. Estos nos han dado ánimos para nuestra escalada, y se han hecho fotos con nosotros.

Al día siguiente andamos 6 horas con los porteadores hasta el campo base; había algo de nieve, pero permitía caminar sin dificultad. El camino al campo base cruza a través del lado este de la vertiente de Rupal, que es la pared de una montaña más alta de todo el mundo. No tiene mucho sentido decir que tiene 4.500m de altura ya que estas magnitudes se aplican mejor a distancias. Es una medida de extensión, no de altura. Si corres 9km, la medida equivalente, es una buena distancia. Pero después te vas a casa, te das una buena ducha, y ya está.


Pero el Nanga es una historia totalmente diferente. Aquí me he sentido como nunca antes me había sentido a los pies de una montaña. Es la sensación de que el Nanga no es tan solo una montaña, y el Rupal no es tan solo una pared. Es todo un mundo por descubrir y explorar: un planeta aparte del Himalaya. Mirando a la pared se percibe la energía que emana de ella. Siento especial admiración por Jerzy Kukuczka, Rinhold Messner, Steve House, Mark Twight, Tomaz Humar, por todos esos gigantes del alpinismo que han nutrido mis sueños y, sin medias tintas, se han atrevido a aventurarse y cruzar esta inmensa e inexplorada muralla. Algo que podría expresar lo que es esto: es como cruzar un océano o un desierto, subiendo al pico con la idea de unir dos puntos a través de una nada traicionera.

El día 31 de diciembre por la tarde ya habíamos instalado el campo base. Es un placer especial estar aquí en invierno, con una montaña -o más bien, un universo- para nosotros solos.

Es un privilegio, ¿no?"


Emilio Previtali

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