Toralles, Mulero y Martín repiten el Filo Sureste al Cerro Torre

En condiciones bastante malas, Marc Toralles, Ignacio Mulero y Tasio Martín han repetido el Filo Sureste al Cerro Torre, la vía que surgió tras la escalada en libre de la ruta del compresor de Maestri.

Toralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc TorallesToralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc Toralles

Entre el 9 y el 13 de enero, Marc Toralles , Ignacio Mulero y Tasio Martín alcanzaron su cumbre a través de la vía Filo Sureste, abierta en 2012 cuando Jason Kruk y Hayden Kennedy consiguieron subir en libre la vía del compresor usando varias alternativas y, ya de paso, arrancando la famosa escalera de bolts que Cesare Maestri empleó para la primera ascensión a la montaña.

El compresor de Maestri. Foto: Col. Marc TorallesEl compresor de Maestri. Foto: Col. Marc Toralles

Las condiciones que se encontraron fueron muy difíciles, principalmente por el mal tiempo patagónico, que hizo que tanto la escalada como el descenso fueran muy comprometidos. “Debido a las nevadas anteriores, encontramos la ruta con mucha nieve y mojada, lo que hizo que la escalada fuera más lenta y difícil de lo normal”, nos comenta Marc.

Toralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc TorallesToralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc Toralles

Y es que los problemas ya comenzaron antes de llegar a pie de vía. “Subir hasta el Collado de la Paciencia ya fue una escalada en sí misma, debido a la cantidad de nieve que había sobre la roca”. Montaron sus dos tiendas dentro de la rimaya, a resguardo del viento, y a la mañana siguiente comenzaron su escalada hasta la base de las torres de hielo. La cantidad de nieve que había dentro de las fisuras les hizo tener que limpiar la nieve con el piolet para poder progresar y asegurarse.

Toralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc TorallesToralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc Toralles

El día fue largo, entre otras cosas porque tuvieron que picar durante 2 horas en el hielo para conseguir una plataforma en donde montar las tiendas. Eran ya las 2 de la mañana cuando se metían al saco, así que apenas tuvieron 3 horas para descansar.

Toralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc TorallesToralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc Toralles

Dos largos de hielo les dejaron a pie de la pared cimera. “Debido al calor y a la nieve acumulada, encontramos algunos largos completamente mojados. Primero fue un largo fácil, pero con muchas lajas dudosas, que nos dejó al pie de un diedro de 60m completamente mojado y con nieve dentro de las fisuras. La gran cantidad de lajas sospechosas que hay en él hace que sea un largo muy tenso, tanto para el que escala como para quienes están en la reunión”.

Entonces vienen los dos largos de 7º grado. “Hay que escalarlos con la cabeza fría y navegar por un mar de roca para descifrar el camino. Desde la última reunión, solo queda una rampa de nieve fácil hasta la cumbre del Cerro Torre”. Se da la circunstancia que alcanzaron la cima el día que se cumplía el 50 aniversario de la 1ª escalada de Cesare Maestri.

Toralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc TorallesToralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc Toralles

Según Marc, la celebración en cumbre fugaz, comenzando rápidamente el descenso, “porque ya se acercaba el marrón por el hielo continental. Tras rapelar el headwall nos engulló la nube y los fuertes vientos, lo que hizo que bajar hasta el Collado de la Paciencia fuese toda una aventura llena de incertidumbre. 8 horas dentro de la nube haciendo rápeles cortos con una sola cuerda para evitar un posible enganchón”. Eran ya las 2 de la mañana cuando llegaron.

Toralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc TorallesToralles, Mulero, Martín, Filo Sureste Cerro Torre. Foto: Col. Marc Toralles

Durmieron unas horas, y a la mañana siguiente continuaron rapelando hasta el glaciar. “Por fin estábamos en tierra, después de demasiadas horas con tensión constante, en las que cualquier pequeño fallo o mala suerte podían complicar mucho la situación. Después ya solo nos quedaba una larga caminata hasta el Chalten, en donde nos esperaba una buena cena de celebración”.

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