Variante en el Pic Sans Nom, Écrins. Benjamin Védrines aprovechando las condiciones

Benjamin Védrines, Julien Cruvellier y Nico Jean han aprovechado las condiciones de esta comienzo de temporada en los Alpes, realizando una escalada con variante de salida en el Pic Sans Nom, Écrins.

Benjamin Védrines, en el Pic Sans Nom, Écrins. Foto: IG Benjamin VédrinesBenjamin Védrines, en el Pic Sans Nom, Écrins. Foto: IG Benjamin Védrines

Benjamin Védrines no deja de reportar grandes actividades. Una vez más, realiza una gran actividad cercana, en sus montañas, de las que le están convirtiendo, poco a poco, junto a sus escaladas en las cordilleras de Asia, en uno de los mejores representantes del alpinismo moderno, rápido y alpino.

En esta ocasión lo ha hecho junto a Julien Cruvellier y Nico Jean, en la cara norte del Pic Sans Nom, montaña de 3.913m que se encuentra en el macizo de los Écrins. Es una cara que, por si configuración, no suele reunir condiciones. “Año tras año observamos atentamente esta cara que cae hacia el glaciar Negro donde, si las condiciones son favorables, se forman efímeras manchas de hielo y nieve”, afirma Védrines.

En este comienzo de temporada vieron que, quizás, podrían escalarla. La pared se abrió en roca en 1951 por Georges y Russenberger, y en mixto invernal solo tiene una vía, cercana a la anterior, llamada Le Prestige des Écrins, con 3 escaladas. Fue abierta por Jonathan Joly, Fred Degoulet y Benjamin Brochard. Las otras dos ascensiones también son de ese invierno; desde entonces, se estaba a la espera de poder completarse una repetición.

Benjamin Védrines, en el Pic Sans Nom, Écrins. Foto: IG Benjamin VédrinesBenjamin Védrines, en el Pic Sans Nom, Écrins. Foto: IG Benjamin Védrines

Védrines, Cruvellier y Jean partieron con esquís y, tras una larga aproximación sobre nieve dura muy trabajada por el viento, se prepararon para vivaquear. A las 4 de la mañana, a pesar el fuerte viento, se internaron en la pared.

Al comienzo el hielo era abundante, pero pronto llegaron al mixto, muy dificultosos por lo irregular de la nieve. La zona más complicada continuaba seca, y Védrines la supero con pasos comprometidos, metiendo las hojas en grietas, hasta que sobre nieve polvo y roca lisa consiguió superarla.

A diferencia de sus antecesores, decidieron salir por la arista oeste, cargada de pasos de roca vertical, “bajo una atmósfera crepuscular inolvidable”. Llegaban a cumbre de noche, a las 18.15 horas, 14 horas después de su salida. Quedaba un descenso por el corredor NO que, a pesar de que Védrines afirma que no fue fácil, se compensó por el retorno con esquís bajo la luna llena, que califica como “mágico”.

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