Utilizamos cookies propias y de terceros para optimizar y posibilitar la navegación de la web, y a partir de tus hábitos de navegación poder mejorar nuestros servicios y ofrecerte una mejor experiencia de compra.

Obtén más información en nuestra Política de Cookies.

Portes Gratis
a partir de 49 €

Crónica de una expedición al Nanga Parbat (8.125 m.)

- Página 2 de 2 -
El alpinista vasco Andu Martinez nos relata lo sucedido durante su expedición al Nanga Parbat, en la que se vieron obligados a retroceder a escasos metros de la cima.
Fotocomposición Arriaga 

A partir del día 10 el tiempo comenzó a empeorar y aunque algunos días amanecía completamente despejado y para el mediodía las nubes se nos echaban encima, otros el día nos saludaba directamente con su abrigo de cirros y de cúmulos y en ocasiones lo acompañaba de juegos acuáticos.

A pesar de la climatología, nuestra aclimatación fue inmejorable, aunque tuvimos que pasar algún que otro apurillo como la primera vez que subíamos al campo 2, en el muro nos pilló una de las tormentas de nieve más fuertes que habíamos conocido ninguno. Así, para el día 21 ya estábamos descansando en el CB después de haber montado (bueno, la mitad que faltaba) entre los 7 el campo 3.

Xabier, por motivos laborales, tenía el billete de vuelta para el día 29, y decidió hacer un ataque a cumbre en solitario en vista de que el tiempo no mejoraba y a él se le acababan los días. El día 23 con muy mal tiempo salió del CB directo al C2, llegó con similar climatología y en las mismas condiciones subió al C3. Nosotros desde el CB le animábamos pero a su vez le sugeríamos que no merecía la pena arriesgarse lo más mínimo, aunque no hacía falta ya que Xabi sabía perfectamente dónde estaba y lo que hacía. Tras pasar una noche en el C3 y ver que el tiempo no mejoraba tomó, para alegría de todos, todo hay que decirlo, la decisión definitiva de bajarse. Xabier demostró con este intento una gran fortaleza física y psíquica, y que por algo fue la temporada pasada uno de los pocos alpinistas, junto a su hermano Pablo, que pisó la cumbre del Broad Peak.

Sólo quedábamos en el CB el grupo de Messner, que por cierto estuvo muy simpático y agradable, y nosotros ya que los belgas llegaron también al C3 y ante la persistencia del mal tiempo se bajaron y no quisieron hacer más intentos.

Tras 6 días sin parar de llover y nevar, por fín el día 26 por la tarde pudimos ver el sol y la montaña. Comentamos con Messner la situación y nos dijo que él saldría esa misma madrugada; nosotros decidimos dejar un día más para que las avalanchas que habitualmente caían por nuestra vía hiciesen su camino sin nuestra compañía. De esta forma, el día 27 comenzamos Josean y yo el ataque a la cumbre subiendo al C1, el resto prefería saltarse este campo y salieron la madrugada del 28. Por fin podemos disfrutar del monte, de los campos de altura, de este paraje maravilloso; hace buen tiempo, sol, no hay una sola nube. Disfrutando de la actividad y de la montaña, a pesar de que el peso de la mochila se haga notar, llegamos al C4. La cima la vemos muy cercana, estamos justo debajo de la pirámide cimera y nos encontramos los seis en plena forma aunque Josean comenta que le duele un poco la espalda. Decidimos salir hacia arriba a la 10 de la noche; fundamentalmente por asegurarnos buen tiempo, ya que muchos días se ha mantenido hasta el mediodía, pero también por la experiencia de día de cumbre de los coreanos.

Alí, nuestro oficial de enlace nos dice por el walkie que el grupo de Messner se ha dado la vuelta a 7.200 mts por la cantidad de nieve acumulada. Mosqueo. La noche es fría y está completamente despejado, aunque a lo lejos vemos los relámpagos de una tormenta brillar y ofrecernos un espectáculo increíble. Avanzamos haciendo relevos cortos por la comba bazhim, que es larga y al no tener demasiada pendiente se hace trabajoso abrir huella. Para las 12 estamos debajo del espolón que da forma a la pirámide de cima, estamos superando los 7.500 mts y vamos muy bien. Angel tiene un pequeño mareo que le hace dar un traspiés, a pesar de ser uno de los más fuertes del grupo decide darse la vuelta, más vale prevenir.

Fotocomposición Arriaga 

Seguimos avanzando en diagonal por la pendiente y la nieve está mejor que en la comba, aunque en ocasiones te hundas, en general se avanza bien. Estamos un poco despistados, aunque creíamos haber estudiado bien la zona final, una vez en ella y además en la oscuridad se hace complicado. Alberto me dice que gire hacia la izquierda, que ya estamos en el corredor central. En este momento Josean se da la vuelta por su dolor de espalda, otro de los fuertes que se nos queda, ¿Quién nos va a abrir huella? Comenzamos a subir ya de frente a la pendiente y directos, la nieve comienza a cambiar. Hay una pequeña costra que en ocasiones aguanta nuestro peso (vamos casi reptando para no romperla) pero en otras cede y nos hundimos hasta por encima de la rodilla.

Comenzamos a avanzar despacio y cada vez con más desesperación; estaba convencido de que haríamos cumbre y ahora ya no lo veo tan claro. Son las dos y media de la mañana, estamos casi a 7.700 mts, nos encontramos bien, fuertes y con ganas y ¡prácticamente no podemos avanzar! Ha pasado casi una hora y hemos avanzado poco menos de 50 mts, das un paso y te hundes, intentas salir de agujero y lo único que consigues es hacerlo cada vez mayor sin avanzar un solo metro. En este momento vamos Alberto y yo abriendo huella y Fernando y Rubén vienen por detrás. -”¿Qué hacemos Alberto?” -“Vamos a esperar a que amanezca y luego vemos si podemos ir por las rocas o por otro sitio” -“Yo tengo frío en las manos, en los piés y en la nariz y todavía faltan casi dos horas para que amanezca, yo me bajo”. Alberto no estaba convencido pero el avance era imposible, por lo menos para nosotros. Decidimos bajarnos, con mucha pena por haberlo visto tan cerca y no haber podido.

Llegamos pasadas las 5 de la mañana al C4, justo al amanecer, nos metimos tal y como veníamos en los sacos de dormir y nos costó un buen rato entrar en calor. Josean, Angel, Fernando y yo teníamos decidido bajarnos pero Rubén y Alberto dudaban. Hacia las ocho de la mañana comenzamos a desmontar una tienda y Alberto y Rubén decidieron quedarse para hacer otro intento por algún otro sitio. Les deseamos buena suerte y nos fuimos en busca de la buena vida del CB. Cuando comenzamos el descenso ya se veían nubes en el horizonte. Llegamos sobre las 11.30 al C2 y la llegada del mal tiempo era inminente. Hablamos con el C4 y nos dijeron que arriba ya se empezaba a poner feo y que se bajaban.

Llegaron al C2 sobre las 14.30 con una nevada impresionante. Siguió nevando un par de días y hasta en el CB se acumuló una capa de nieve de alrededor de 20 cts. Viendo la situación decidimos plegar velas y dejarlo para una mejor ocasión.

Al volver mucha gente nos ha dicho que está muy bien, que con el año que ha hecho, que tal y que cual, pero a pesar de todo, y aunque la experiencia haya sido altamente positiva nuestro objetivo alpinístico era llegar a la cumbre del Nanga Parbat y no lo hemos conseguido.

Andu Martínez de Rituerto Arregi
Benasque 14-8-2000

Página 2 de 2  -  « Anterior | 1 |  2 | 

Artículos más recientes

¿Necesitas ayuda?


O llama al 974 215 497
(Horario: L a V de 9h a 19h.
Diciembre 2, 9, 16, 23 y 30 de Dic: 10h-18h.)
  • Facebook
  • Youtube
  • Instagram
  • Pagos online segurosPagos online seguros
  • Visa
  • Mastercard
  • Paypal
  • Aplazame
Partner www.mammothbikes.com
El especialista en ciclismo
España  |  France  |  Deutschland  |  United Kingdom  |  International