
Martín Erroz es un andinista y geólogo de 47 años residente en Mendoza que hace poco consiguió alcanzar los 6.961m de la cumbre del Aconcagua.
La cosa no tendría mucho de especial si no fuera porque, en una verdadera actividad de kilómetro cero, Martín partió en bicicleta desde su casa, pedaleó 180 kilómetros hasta Horcones, escaló la montaña sin asistencia y con una mochila de 25 kilogramos, hizo cima, descendió y, de nuevo con su bici, recorrió los 180 kilómetros de vuelta a su hogar. Todo ello en 54 horas.

Martín es un experimentado montañero que ya había coronado el Aconcagua en una veintena de ocasiones. De hecho, cuando tenía 19 años, formando cordada con su hermano Matías, que tenía 16, se convirtieron en los más jóvenes en llegar a la cumbre de la montaña más alta de América. Un nombre, Matías Erroz, el de su hermano, que sonará a muchos: fue quien, junto a uno de los hermanos Benegas, salvó la vida de Carlos Pauner, Isabel García y Roberto Rodrigo en 2011, cuando descendían del Lhotse con serios problemas tras haber alcanzado la cumbre sin oxígeno.
Esta actividad autónoma, en la línea de las que se están estilando en los últimos años en los Alpes, reivindica una mirada que redescubre las montañas cercanas de una forma más pura: “Hoy la oferta para subir una montaña es enorme, por eso estas experiencias se masificaron y muchísima gente sin mucha experiencia lo hace ya que hay una gran cantidad de servicios que permiten cumplirlo: campamentos, acompañantes, hasta helicópteros. No estoy en contra, pero quise reivindicar el pasado, cuando nada de esto existía. Me encontré solo en mi hermoso mundo cumpliendo una meta que me parecía imposible y acá estoy, pudiendo decir que lo logré”.