Ya hace unos días que Don Bowie y Ueli Steck realizaron su intento al Everest por la norte sin oxígeno, pero ahora Ueli publica su crónica sobre lo ocurrido. Don Bowie tuvo que descender antes, Ueli Steck se quedó a 100m de cima. Iban muy fuertes, y subieron casi del tirón, y de hecho Ueli afirma que se encontraba muy bien y fuerte. Pero como él afirma “el mayor problema de la falta de oxígeno es el frío”. Al menos para alguien tan preparado como él, y que venía de ascender 2 ochomiles en el día, el Shisha Pangma y el Cho Oyu. Empezó a notar mucho frío en los pies, y decidió dar la vuelta por si acaso congelaba.
Sin embargo, físicamente se encontraba muy fuerte. Tanto que, tras ascender de tirón y sin descansar desde el campo 2 hasta 100 metros de cima, descendió y estaba de vuelta en el campo 2 a las 9am, 10 horas después de haber partido del mismo. Y como seguía encontrándose bien, descendieron del tirón hasta el campo base avanzado el mismo día.
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“Después de 4 días en Zangmu partimos hacia el campo base del Everest. Desde Tingri primero tomamos la misma ruta que para el Cho Oyu. A los 15 minutos el conductor giró a la izquierda. Entonces ya estábamos de camino hacia el Everest definitivamente.
El campo base es algo surreal. Lo primero que me choca es la tienda de Kari Kobler. Una cúpula amarilla en mitad de un campo de piedras. Nuestra tienda comedor no es tan impresionante; sin embargo, tomamos una buena cena. Al día siguiente Don y yo partimos hacia el campo base avanzado. Partimos los 25 kilómetros de distancia en 2 etapas. Para los yaks que nos acompañan sería duro realizarlo en un solo día. Pasamos la noche en un campo instalado de forma permanente. El 17 de mayo finalmente alcanzamos el campo base. Otra ciudad de tiendas.
El tiempo parece bueno. Sentimos el nerviosismo de otros alpinistas. La mayoría de ellos se han pegado aquí semanas a 6400m y están esperando el buen tiempo. Nosotros acabamos de llegar y nos lo tomamos con tranquilidad. No me estreso, de hecho no sé como se habrá recuperado mi cuerpo después de los 2 ochomiles que acabo de ascender. Puede ser que esté ya demasiado exhausto, pero voy a darle un intento. Eso seguro.
El 21 de mayo pronostican buenas condiciones meteorológicas. ¡Necesitamos un plan! Como vamos sin oxígeno realmente vamos a ascender otra montaña diferente que los demás. Decidimos realizar el ataque desde el campo 2, a 7700m. Kari Kobler nos ofrece su equipamiento; esto significa que partimos un día más tarde que sus clientes y podemos usar sus tiendas. El día de cima estaremos un campo por debajo de ellos (nosotros en el dos, ellos en el 3). Miro hacia la montaña, es algo nuevo para mí. Nunca he visto tanta actividad. Los sherpas instalan campos confortables, cargan el equipo y el oxígeno. Muchos alpinistas comienzan a usar el oxígeno desde el collado norte, a 7000m. En el Shisha Pangma estaba completamente solo, en el Cho Oyu ya había algo de gente, y sherpas, pero aquí en el Everest...esto es un mundo totalmente diferente. Kari nos aconseja, el ha ascendido 5 veces ya el Everest, y conoce las claves. Hablamos con él sobre el horario para el intento de cima. Para evitar los atascos de tráfico, queremos partir a las 11 de la noche del campo 2. No necesitamos piolets en esta montaña. Las cuerdas fijas están instaladas sin interrupción desde el principio hasta la cima. Así que pillo los crampones y dos bastones.
El día 19 Don y yo partimos hasta el collado norte a 7000m. Al día siguiente alcanzamos el campo 2 en 2 horas y media. Norbu ha marcado también aquí la tienda en donde podemos descansar y dormir. El tiempo empeora a lo largo del día, y comienza la tormenta. Los partes meteorológicos no habían anunciado nada de esto. Tenemos encima una tormenta local, que es casi imposible de pronosticar. Los riesgos son enormes, especialmente aquellos derivados de los fuertes vientos en la arista. ¡Por eso las reglas dicen que hay que estar en la cima antes de mediodía!
El mal tiempo continúa. Nos sentamos en la tienda y comemos queso, salami y galletitas. Bebemos té a la menta. De vez en cuando abrimos la cremallera para ver si el tiempo ya se ha calmado. La cerramos lo más rápido posible para que no entre mucha nieve. Se pone todo oscuro. Nos tumbamos relajadamente en nuestros sacos de dormir. Con este viento no podemos comenzar. Imposible. Habríamos congelado enseguida. A las 9pm conectamos nuestro walkie-talkie. El grupo de Kari arranca. Están en el campo 3, a 8300m. Le digo a Don que al menos lo deberíamos intentar. Es escéptico, pero acepta. Un poco después de las 11pm salimos de la tienda. Me pongo las botas fuera, Don se prepara en la tienda. Partimos. No hay casi precipitación. La luz de nuestros frontales ilumina nuestros pasos. Estamos bien aclimatados. Llegar a los 8000m no nos supone ningún problema, tan solo el frío y el viento son incómodos. Don va 100m por detrás de mí, así que cuando me dice algo, sólo entiendo algunas cosas. Hacia el sur vemos rayos, y le comento que si el tiempo empeora, daremos pronto la vuelta. Sigo y a 8000m Don se da la vuelta, sus pies están demasiado fríos. Éste es el punto clave de ir sin oxígeno...¡el frío! Continuo. Veo luces delante de mí por todas partes. Una cadena de luces a través de la arista. Ahora puedo ver las tiendas del campo 3, así que debo de estar a unos 8300m. La mitad del desnivel hasta la cima está por encima de mí. Realmente queríamos hacer un descanso largo aquí, pero me siento bastante bien y no necesito descansar. Me maravillo de lo bien que me encuentro aquí arriba. Algunas veces me molesta el estómago, pero lo soluciono con Coca-Cola y se calma inmediatamente. Llevo dos botellas de 0.6l conmigo. Comer y beber aquí arriba es muy difícil. Intento beber a sorbitos. El frío deja mis dientes al límite.
Aun con mi mono de plumas y los continuos movimientos no entro en calor. Me gusta la escalada, aunque no tiene mucho que ver con la escalada. Más bien diría que es andada. Sigo por la arista hasta el primer escalón. Aquí tengo que escalar un poco. No subo por las cuerdas fijas, no sé si están bien fijadas o no, prefiero escalar por mi mismo, y así puedo elegir en dónde agarrarme.
Y ahora el famoso 2º escalón. 30 metros de roca vertical con una escalera. Una vez que llego arriba veo gente delante de mí. Son bastante lentos y les adelanto. Finalmente amanece. Espero que el sol me caliente un poquito. Todavía no puedo sentir diferencia. Tengo los pies entumecidos desde hace un rato. Noto como mis talones se congelan, sin sensibilidad. No es una buena señal. Continuo hasta el 3º escalón. Un sherpa me dice que necesitaría como máximo una hora para llegar a cima. ¿Debo seguir? ¿Debo dar la vuelta?. No está lejos. Pero mis pies...Estoy en otra montaña que los demás...sin oxígeno. Tengo que aceptarlo: debo dar la vuelta tan y bajar tan rápido como pueda. No quiero sacrificar ninguno de mis dedos por el Everest. Me encuentro totalmente en forma, así que voy rápido, y a las 9am estoy de vuelta en el campo 2. El mismo día Don y yo bajamos hasta el campo base avanzado.
La aventura del Everest se ha terminado. Una pena. Lo estaba haciendo bien. Pensaba que allá arriba sólo iba a sufrir. Pero no fue así del todo, tengo buenas sensaciones, subí, es lo que buscaba, aunque me vi obligado a dar la vuelta a 100 metros de la cima. Por supuesto habría sido bonito alcanzar la cumbre. Por un momento pensé en pedir a un sherpa si podía respirar 10 minutos de oxígeno. Entonces habría tenido otra vez los pies calientes. Pero entonces hablaríamos de otro pico. Así que mejor dar la vuelta. ¡¡El Everest permanecerá y puedo volver!!”
Ueli Steck,
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